Me acuerdo de Werner Herzog. En otoño de 1974 recibió la noticia
de que Lotte Eisner, apreciada historiadora del cine mudo
y mentora del joven Herzog, estaba al borde de la muerte. Ella
estaba en París, él en Munich. Espontáneamente decide hacer
el camino a pie en pleno invierno. Desde Alemania hasta
Francia. Si él caminaba, Eisner no moriría, así su conjuro. Del
23 noviembre al 14 de diciembre, recorre carreteras y caminos.
Exhausto llega ante la Eisnerin, “ella se ve cansada y marcada
por la enfermedad”, pero está viva.
Herzog creció en un pueblito bavarés, sin contacto con el mundo
exterior, sin cine, televisión, ni teléfono. Salir de su casa a
los catorce años para caminar y acercarse al mundo moderno
fue un acto iniciático. Años después de su legendaria caminata,
Herzog sostiene un elogio público para Lotte Eisner: “La Eisnerin
es la conciencia del nuevo cine alemán, y desde la muerte
de Henri Langlois es, probablemente, la conciencia del mundo
en el cine. Ella huyó y sobrevivió la barbarie del Tercer Reich.
El que haya pisado nuevamente el suelo alemán, que esté viva
y entre nosotros, es uno de los más grandes milagros”.
Caminar sustituye la razón y establece otro tipo de lógica. Caminar
así es una locura, un peregrinaje religioso que incluye el
sacrificio y el esfuerzo del cuerpo entregado a una causa metafísica,
establece un tiempo paralelo en el que la muerte no cabe
(todavía). Un tributo. Eisner (sobre)vive, cuando Herzog llega
al pie de su cama en París y ella le dice: “…aprendiste a volar”
(sabiendo que ése era el máximo sueño de Herzog).
Harmony Korine venera a Werner Herzog porque de él
aprendió que el propósito de la vida es ser rebelde, desafiar de
manera tan titánica el mundo. Apasionado por descubrir y revelar
en imagen y texto, los paisajes interiores y exteriores del
milagro. Y desmontarlo también. Además, a mí me recuerda,
de manera misteriosa, mi ser aleman/a.
Otro de los que caminan para “atravesarse” es Peter Handke.
Gestern unterwegs/De viaje, ayer son las anotaciones de sus
rutas y peregrinaciones alrededor de Europa en plena transición
y Perestroika de 1987 a 1990, “persiguiendo iluminación
instantánea, nada que perdure o pese, sólo una esfera de luz…”.
un hombre que huye, pero más bien suscrito en la tradición de
los peripatéticos: el caminar inspira el pensar.
Subir montañas = forjar los paisajes con los propios pasos.
Christiane Burkhard
Sur+
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