3/10/2018

Asímetría. Adam Zagajewski (1)







En ningún lugar

Fue un día en ningún lugar al volver del entierro de mi padre,
un día entre continentes, iba perdido por las calles
de Hyde Park escuchando retazos de voces americanas,
no pertenecía a ningún lugar, era libre,
pero si eso era la libertad, pensé, prefería
ser cautivo de un buen rey, de un cálido emperador;
las hojas fluían a contracorriente del rojizo otoño,
el viento bostezaba como un perro cazador,
la cajera en el colmado, en ningún lugar
(le intrigaba mi acento), pero pensé: ya soy
demasiado viejo para ser huérfano; vivía
en Hyde Park, en ningún lugar, where fun comes to die,
como decían no sin envidia los estudiantes de otras universidades,
era un lunes sin carácter, cobarde,
sin forma, un día sin inspiración, en ningún lugar, ni siquiera el penar
había adoptado una forma radical, tenía la sensación
de que el mismo Chopin en un día como ése se limitaría,
en el mejor de los casos, a dar clases
a estudiantes aristocráticas, acaudaladas;
de repente me acordé de lo que había escrito de él
Gottfried Benn, dematólogo berlinés,
en uno de is poemas preferidos:
"Cuando Delacroix anunció su teoría,
él se quedó preocupado porque no podía
justificar sus nocturnos",
estos versos, irónicos y tiernos a la vez,
siempre me colmaron de una felicidad
casi tan grande como la música de Chopin.
Una cosa sí sabía: tampoco hace falta justificar
la noche, ni el dolor, en ningún lugar. 




El señor Wladzio

El señor Wladzio era peluquero (peluquería de caballeros
y señoras en la calle Karmelicka). Pequeño y delicado.
Sólo le interesaba una cosa: la pesca.
Le gustaba hablar de las costumbres de los peces,
de cuán soñolientos eran en invierno, cuando el frío
era penetrante, mortífero, todopoderoso,
y cómo había que respetar su sueño. Entonces
descansan, están en las aguas pesadas como relojes
como si vinieran de otro planeta. Son diferentes.
El señor Wladzio incluso formó parte del equipo
de pesca de Polonio, una o dos veces,
pero algo no acabó de salir bien, no recuerdo qué,
hacía bochorno o llovía, o las nubes estaban demasiado bajas.
Cuando fue a la visita del médico ya era demasiado tarde.
La calle Karmelicka no notó que se hubiera ido:
los tranvías gritan en la curva,
los castaños florecen cada año con éxtasis.



 Asímetría
Adam Zagajewski
Traducción Xavier Farré
Acantilado


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