8/10/2016

Cosmopolita. Donna Stonecipher (II).




























Incrustación 7 (Franz Kafka)



Gente joven del país menos poderoso vino para estudiar el lenguaje del más poderoso de sus vecinos. El cuestionario demostró, con un margen de error muy pequeño, que tal y tal porcentaje de las mujeres prefiere estar de rodillas mientras realizan tales y tales actos sexuales.





A ella le dieron ganas de llorar cuando leyó en el diario que el déjà vu era una reacción química en el cuerpo y en absoluto una ventana mágica hacia otras vidas previas o futuras. El espejo ovalado colgando de una cinta negra encima del marco de la chimenea reflejaba parte del oscuro sofá y la sonrisa que salía de la geisha de porcelana.




El exiliado ruso de ojos azules admitió –no sin cierto orgullo– que tenía un acento en cada idioma: ruso cuando hablaba alemán, alemán cuando hablaba ruso, uno indeterminado cuando hablaba inglés, inglés cuando hablaba indeterminadamente.




Fue a Francia pero no vio a ningún existencialista. Fue a Italia pero no vio el dolce far niente. Fue a China pero no vio ningún oso panda. Fue a California, pero no vio a un solo surfista. Pese a todo, con cada viaje su colección de conchas marinas seguía creciendo.







Incrustación 9 (Azar Nafisi)



El turista con resaca compró feliz la polera con las letras CCCP, aunque no podía decir con seguridad qué es lo que querían decir. Ella nos dijo con el ceño ligeramente fruncido que ella había crecido en la Stalinallee, luego en la Karl-Marx-Allee, y luego otra vez la Stalinallee (en su mente).





Esa noche la chica con la bolsa de DDR se encontró en un bar con el muchacho con la polera de la CCCP. La Historia no registra lo que vino después –la atracción fatal, el culto al héroe, la erección de monumentos, los pactos y la ruptura de los pactos, la amarga e inevitable disolución en estados soberanos nuevamente.




Qué maravilla, pensaron, que fuera posible haber nacido en Chemnitz, haber pasado tu vida en Karl-Marx-Stadt, y luego morir en Chemnitz, todo eso sin haber nunca abandonado tu ciudad natal. Qué maravilla haber nacido en un país que ya no existe –aunque tú sí, todavía existes.






Incrustación 11 (Zaha Hadid)




Después de todo, utopía significa no-lugar. Por supuesto que la nueva torre de oficinas era resplandeciente. Naturalmente la vista desde el jardín del techo era espectacular. Después del show televisivo, la niña quería dejarse trenzas como una comunista china y gritar slogans en la calle; pero las bicicletas, una tras otra, seguían todas el camino del caballo.




“Siempre habrá un segmento de la población”, dijo el añoso trabajador social, “que será pobre”. “Del mismo modo que siempre habrá un segmento de la población”, dijo la cosmopolita, indicando un aro de perlas, “que será chic”. Oh estábamos hartos de lo chic, estatuido por leyes que nadie salvo la gente chic podría identificar.
                        “La arquitectura en realidad se trata del bienestar”






Donna Stonecipher.
Cosmopolita.
Liliputienses.
Traducción: Cristián Gómez Olivares.


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