1/21/2016

Humanae vitae mia











Me aburro como un león


Me aburro como un león
fuera del África.

Yo no nací, sino que por el vientre
de mi madre
pasé del África a este zoológico
policial de la vida.

Mi padre nunca pudo entrar
más allá del vientre de mi madre.
De modo que mi padre
no pudo ser mi padre. 






Qué calor hace, madre



Qué calor hace, madre.
Quiero inyectarme un poco
de agua helada
en la vena del brazo.

Hasta en los cielos últimos
necesita beber agua
la carne.

El verano en que resucitemos
tendrá un molino cerca
con un chorro blanquísimo
sepultado en la vena.






Soy un Adán del fin


Soy un Adán del fin,
no del principio.
Mi paraíso tiene un árbol,
pero color del estallido.





Señor, no sé quien sos


Señor, no sé quién sos,
pero sólo te pido que me laves. 

No quiero oler a santo. Ni siquiera a loción
para después de afeitarse.

Sólo te pido que me laves. 





Creo que la muerte es algo


Creo que la muerte es algo
que se puede pensar
hasta sin cerebro.
Uno pasa por delante
de algunas casas
y las oye pedir muerte.

Qué destino
el de esos nuevos frentes
de casas de departamentos.
Yo he escuchado a sus materiales
pedir muerte,
volver a ser lo que eran
antes, en cualquier parte.

Me lo piden a mí
que oigo pensar su muerte
cuando paso a su lado
y oyen pensar la mía.




Héctor Viel Temperley.







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