9/12/2014

[XXVII]















a Daniel Freidemberg



Un poema encerrado en un film de Terence
Fisher. Un film de Terence -encerrado-
Fisher, o bien un lobo temeroso en la bahía
de San Lorenzo. Nada habrá en la bahía
de San Lorenzo porque no está habitada,
y su fotograma expresa un nudo que celebra,
d'annunziano, d'annunziano, d'annunziano,
"el grande, en inefable goce de vivir".
Celebra: el inefable goce de vivir. Inefable,
tachado. De ser joven, hincaría los dientes
"ávidos y blancos"; no soy tal para cual.
Tal para cual. Entiendo el estupor, cosa
palpable, hacia una movilidad que anticipa
el jubileo de un poema y encima de un poema
en un film de Terence Fischer. Dificulta 
la celebración: tal para cual. En un poema, 
los mismos silogismos. No se despeguen
del habla; no se aparten de las palabras.
¿Cuándo sentiste que pegaba duro el llamado
de la barricada? El sonido de un ave de pantano
cuenta con ventaja: su alfabeto no es traducible.
Sin embargo, son de las pocas cosas que
conocemos. Otra, muy diferente, es el lenguaje
envenenado, herido de muerte cuyo antídoto
está a la vuelta de la esquina ¿Pero de cuál?




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