8/29/2014

Buenos Aires tour












J'écris pour me parcourir
Henri Michaux

On ne comprendrait pas le fini sans l'infini
Nouveau traité d'astronomie
à l'usage des demoiselles



Prólogo

El universo, escribió Lewis Caroll, contiene cosas, por ejemplo yo, Londres, el color escarlata, la carta que recibí ayer. La lista podría aumentarse porque el universo, se sabe, coincide con el infinito sueño de ser Nada. Así, alguien podría proponer el otoño de 1536, o un vasto río aéreo de pájaros perdidos, o los chicos que se enamoran de la maestra, o el poema justo, el que se conoce antes de ser leído, y todavía nada se habría agotado, nada habría empezado a perder su derecho al vacío.
Quizá por esa razón, lo que llamamos un mapa es un conjunto de líneas diversas que funcionan al mismo tiempo como armadura, premonición, código lingüístico y colección arbitraria de la memoria. Hay líneas que representan algo y otras que son abstractas. Las hay que forman contornos y las que no, éstas son las más hermosas. Las líneas son los elementos constitutivos de los acontecimientos, los que vivimos con otros, los que vivimos a solas, los que soñamos o tememos, algo así como un escenario dispuesto para el periplo de los deseos. También son las coordenadas que nos ayudan a perdernos, a agotar aquello que sabemos, y así llegar más rápido al cansancio y a la entrega. No sería otra cosa la escritura, el sueño de unos paseos interminables por paisajes olvidados, una grafía incierta donde cada lugar es un mundo (un espacio interior) que indica sólo lo impronunciable: esa quietud inspirada donde buscamos reconocernos, unirnos a aquello de nosotros mismos que pertenece al Absoluto, en el que todo participa.



1. Little Nemo en el País del sueño
- Saavedra y Belgrano -

Dos niños trepan a un rascacielos para ver el edificio más alto de la ciudad. Cuando alcanzan la cima, ven que un segundo edificio, pegado al primero, les tapa la visión. Trepan entonces otra vez, como si subieran a cubos con letras o a un tablero de ajedrez vertical. Pero la cima del segundo edificio vuelve a lindar con otro edificio más alto y de nuevo, se ven obligados a seguir subiendo y así. ¿Se les está tendiendo una trampa? Sí y no. Los niños creen en Dios, pero Dios para ellos puede ser un incansable arquitecto de obstáculos, una premonición de la absoluta otredad de lo absoluto.
También los poetas, como los niños, se quedan mudos frente al lenguaje, desconfían de la inteligencia (que no es sabia), de las paradojas y la falsa astucia de los oxímorons.
Los niños siguen trepando. EN cada edificio hay sombras que proyectan el sentimiento más humano, la vergüenza, y también las apariencias del mundo, los diversos universos de tiempo y materia. De vez en cuando, los niños repiten los mismos gestos, lloran, ríen , tienen sed o miedo. Son gestos que nadie les enseñó y que contienen en germen todas las entonaciones de las grandes preguntas que se formularán en la vida. Lo que vemos es la batalla de Sísifo desprovista de la caída (porque la caída es también el ascenso interminable), la batalle entre Alguien y Nadie, el poema donde el alma desnuda sus cronologías. De vez en cuando, los niños miran el cielo como si quisieran establecer una relación entre lo personal y lo cósmico. Suben como obedeciendo a una fuerza lírica, con una suerte de alegría ensoñada en no saber qué habrá después. Todo levemente absurdo y bello.




2. De Harmonia o Aguas Danzantes: Una partitura musical
- Ciudad Deportiva de la Boca -

En Harmonia, la vida se encuentra organizada en series, ligas, pequeñas hordas infantiles y cuerpos de vestales. Se vive como en un hotel, sin nada que disimule la efímera duración de las cosas. Reina, de vez en cuando, una luz de aurora borealis que facilita el cálculo de las pasiones, es decir esas fuerzas vívidas y espontáneas que impelen a los seres hacia un objeto inexistente. Hay fuentes, sectores para gente vestida, representaciones artificiales de la lluvia, casitas de Hansel & Gretel, pabellones para actos patrióticos, carteles de Prohibido Pescar(donde no hay agua) y parques de atracciones para la educación lúdica de los obreros.
Por lo demás, al ingresar, cada harmonio recibe la casa que merece. Hay casas estridentes, de colores brillantes, recubiertas de azulejos acústicos. Casas de descanso, eróticas, celestes, con paisaje lunar. Casas de la coincidencia, suspendidas sobre plazas verdes. Casas-circo que producen el efecto de un lavado de cerebro. Casas donde se escucha siempre la misma música: Noche transfigurada del alma, de Schoenberg.
En este sitio, reinan los prodigios como en un cuento de hadas. En ciertas efemérides, los socios sueñan con cruzar el gran desierto del Sahara. A veces, en esos sueños, son juzgados por un tribunal de niños cuya misión, dicen, consiste en castigarlos para así ahorrarles la idea de la muerte.



3. Trobar Clus: Tracción a sangre con botellero
- Estados Unidos y Deán Funes -

Cabalgando sobre su palafrén, se dirigía hacia la Corte para ser nombrado caballero cuando, acunado por el traqueteo de su cabalgadura, se durmió. Pero, al llegar a una fuente, el animal se detuvo a beber y el escudero, que sintió en el sueño que ahora el caballo ya no se movía, se despertó de repente. Así el poeta, dormido sobre el caballo del verso, se despierta y contempla, por un instante, la inspiración que lo transporta. Gaya ciencia, componer un vers de dreit nien, ejecutar ese gesto donde coinciden dormir en la montura y partir como una flecha. De sobra sabe el caballero los peligros de nombrar. Nunca la vi y la amo tanto, escribe, por poco se me parte el corazón. Y de ese modo, venciendo el clima, la fatiga, el sufrimiento, evoca el infinito, y la dama que se oculta, y se desvive en su nada de cosa vencida como una cortezía de la pasión.











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