8/29/2014

Buenos Aires tour










16. Y la ciudad ahora es como un plano
- Carabelas -

Podría ser la noche, pero no la noche real sino una noche de la mente, repetitiva, obscena, como un film sobre una escena de la infancia, necesariamente trunca para que el Deseo sueñe con la imposibilidad serena de una cicatriz. En una de las veredas, un cortejo de seres desahuciados: gente que eternamente pide cosas, familias enteras sin techo, jóvenes a punto de abortar poemas en oficinas públicas. En la otra, incomprensiblemente, el juego magistral de espejos de La Dama de Shanghai.
Alguien, tal vez, podría aclarar la diferencia entre los verbos ser y estar (la semejanza entre un poema y eso que, en el ser, no es nuestro), y así borrar la voz de tantos animales parecidos a la pérdida. La mujer que pasa ahora a mi lado articula un laberinto mudo, como un scrabble: palabras cruzadas contra una fantasía amotinada. No te separes del no, dice, no lo llenes, no lo vacíes, no dejes que nadie te lo nombre.



17. Evita vive entre nosotros
- Posadas y Callao -

¿Dónde queda esta esquina en relación a Bagdad, a la galaxia Andrómeda, al problema 20 de Aristóteles? ¿Qué E.T. señalando a aquí diría HOME? ¿Quién, parado bajo esta ochava, pensaría que el espacio es una duda, una ambición, un estado de ánimo? No, el tiempo no cura las heridas. No tiembla la puta oligarquía. Un cartel indica el Aeropuerto Internacional de Ezeiza. Otro, invisible, las casas donde vivían Bioy y Pepe Iglesias, el Zorro. A este sitio, que un road movie no registraría, nadie llega o más bien, llega la imagen de Nadie, casi petrificada, angustiante. Ahora mismo, esa figura podría ponerse a gritar Me horroriza la patria, o bien (según el día) dibujar un mandala, donde estaban los autitos chocadores del Ital Park. Nada, en verdad, fuera de lo común: no hay gran cosa que temer o esperar cuando se balbucea el lenguaje del hijo, del exilio. Podría emprenderse la búsqueda del lugar y la fórmula, habitar hasta la asfixia la Torre de la Emperatriz donde reinan la omnipotencia y la puerta, cada vez más chiquita, del yo. Podría insistirse en la pregunta inaccesible, escribir un tratado sobre el arte de sitiar una ciudad. Pero es difícil hacerse personar. Es difícil huir d ela duda y la certeza.



18. El cuerpo del delito
- Solís y 15 de noviembre -

Una cuadrilla de obreros que ponen vitalco en la calle, un negocio de aditivos Bardhal, vecinas que sueñan con ganar un billete de la Nacional. ¿Esto es un barrio barrio? Sonría, dice un cartel a la entrada de un garaje, lo estamos filmando para su seguridad. A la izquierda, un mural de mosaicos con varias escenas campestres, a saber:
1) Cielo parcialmente nublado, terreno anegadizo, dos gauchos arreando ganado en medio de la pampa;
2) Algo en el camino: locro y asado de cuero. ¿El mundo es lo que ocurre entre lo que se ve y lo que se ve? ¿Su tema es la nada, la longitud de los intervalos? ¿La imaginación es un atajo hacia lo más indescriptible? Dos vacas de encantadoras pintitas se acercan al fogón;
3) A lo lejos, típica escena de cacería de ñandúes. Los gauchos blandiendo las boleadoras mientras las aves huyen a toda carrera hacia la Bahía de Samborombón.



19. Nieblas del Riachuelo
- Bonorino y Riachuelo -

Corriente líquida de fuente desconocida. Dicen que los genoveses llegaban desde su campamento, remontando el miedo y el cocoliche de sus casuchas de lata, para pescar y, a veces, para ver las regatas del domingo. ¿Te imaginás a Madame de Guermantes, con sombrilla, deslizándose en góndola por aquí? Después, vinieron las fábricas, Leopoldo Lugones, los pobres del otro lado, siempre del otro lado, indestructibles, como el Teatro Negro de Praga o el Gran Circo Criollo o Quindimil. Después, esos mismos pobres cruzaron las aguas como si fuera el Rubicón para poner las patas en la fuente o el alma al filo de la realidad. Después, ya nada se movió, apenas esos botecitos a los que se accedía por una escalera inestable y que te cruzaban a la isla de las Prostitutas, media legua arriba de la Ciudad-Pecado, esquivando heladeras, serpientes de goma, insectos amorosos, como si fueras la Olympia de Manet en la barca de Caronte y te dirigieras a un affaire más allá de toda lógica, entre la noche y los mapas que no coinciden con la realidad.





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