8/29/2014

Buenos Aires tour










12. Teatro interior
- Del Tigre y Quilmes -

Existen varios tipos de ciudades: la Ciudad-torre; la Ciudad-araña; la Ciudad infeliz de los Negocios; la de los Sueños, que repiten la estructura de otro sueño, llamado Vida; la de los Libros, cuya única norma es la ausencia de normas; y la Ciudad de la Muerte, cuyo centro está en todas partes y su circunferencia también. Cada una de estas ciudades, a su manera, busca ser la réplica de un lugar que los libros de viajes diversamente llamaron Nueva Jerusalem, Insula Forunatae, Cockaigne´s Kingdom, Le Paradis de Mahoma, y ubicaron en el tercer cielo, en el cuarto, en la órbita de la luna, en el Ártico, en el actual Mar Caspio, en Abyssinia o en Atlantis, según consta en A Treatise of the Situation of Paradise (P.D. Huet, Londres, 1694). EN alguna de estas ciudades, tal vez, hay un lugar como éste, con un buzón en la esquina, un kiosco para comprar el diario, un sopor de siesta y muros sin revocar, un sol cariñoso que abraza como ponchito de pobres, una bandera azul y amarilla en una terraza con ropa, y un par de cretinos de uniforme azul que salen de un edificio con una leyenda que reza Al servicio de la comunidad. En algunas de estas ciudades, tal vez, está el arquetipo de este sitio impensable.



13. Locus Solus
- Suárez y Lafayette: Estación Buenos Aires -

En otro tiempo, la locomotora habría silbado, pero ahora la estación está desierta. Nadie parte, los relojes se han parado, todo pareciera estar cerrado sobre sí, aislado en un instante siempre igual, que repite una historia incongruente. Podría ser peor (siempre puede ser peor). ¿A qué se debe esta impresión, esta angustia de una partida que no ocurre y sin embargo, está ocurriendo siempre? A propósito, ¿sabía usted que el tiempo no existe, que el afuera no existe, que es imposible distinguir a un maniquí, de u na estatua, de un ser vivo? Es el fin, tal vez, pero ¿de qué? ¿los dones terrestres? ¿el abuso paterno de la historia? ¿la desconfianza, que siempre halla pruebas? Nada más quieto que una partida: todo en su lugar, el cadáver de la nación, el otoño con sus autómatas, la carcajada militar, el hablar poético, el Museo de la Libertad y sus cajitas de música. Si Visconti viviera..., pensó Madame Frou Frou. Hace tiempo que los niños juegan en este siglo breve y la que entró en la estación creyendo que sabía, ahora no sabe si podrá recomponer alguna cosa que deshizo, la separación entre qué y qué. 



14. Lecciones en la Escuela de la Muerte
- Recoleta -

La tumba de Ezra Pound en la isla-cementerio de San Michele en Venecia. La frase grabada en Treblinka: Ici repose le poète Robert Desnos. Los muertos que hablan con sus deudos, asomando la cabeza por los nichos, en un film de Fellini. La inscripción islandesa en la tumba de Borges. El sueño donde me están enterrando y alguien dice: "Déjenla, todavía no ha llegado su tiempo de morir, algunos tabiques entre ella y la Vida siguen en pie". La comitiva fúnebre del Capitán Nemo en el Gran Acuario de lo Irreductible. La bóveda amatoria, sembrada de crisantemos, donde Lyda Borelli espera a su amante en el film Malombra. Los extramuros de El Cairo. La máquina resucitadora de Raymond Roussel. La hermosa caminata inmóvil que Orfeo emprende hacia Madame Lamort, sin saber que se trata de un viaje entre él mismo y él mismo. La sospecha de que todos estamos muertos. El cementerio de libros humanos en Farenheit 451. La frase Between the yes an the no, lies reality



15. Carceri d'Invenzione
- Compañía Italo-Argentina de Electricidad-

Gigantesco monasterio junto al río. O tal vez una prisión, como la de Carathis en los abismos de Vathek. O un vittoriale, con altas torres coronadas de templetes y detalles art déco. Un sitio sobrio, en suma, para explayarse en actos de locura. Muy canuto, dice alguien, medio facho. Adentro, la gran nave de los generadores, a medio camino entre la ópera, la bóveda y la transgresión. Los pisos en damero abren sus bocas de grúa y es posible contemplar, si uno se apoya en los rieles, un océano de nuevas bocas y nuevos rieles rodeados de pisos en damero hasta el más hondo abismo. El efecto espejo se reitera hacia arriba, y también hacia atrás, ad infinitum. Entre boca y boca, a veces, se interpone una máquina, un enorme mecanimsmo oxidado y silencioso, como un cuerpo que no supiera qué desear. En uno de los pisos, escuetos hombrecitos circulan perdidos, transversales, ciegos como si creyeran que las escaleras, que ascienden al revés o se interrumpen sin por qué, pudieran conducir a una salida, una interpretación coherente de las cosas. En otro, el poeta Gabriele D'Annunzio escribe el guión de Moloch, al tiempo que ejecuta las Variaciones sobre un Tema de Mallarmé. EN otro, aún, hay círculos, razas de animales, esposas infieles, horóscopos de la sociedad china y 278 opiniones contradictorias sobre qué es la verdad, la pederastia, el incesto, el sistema nervioso y esa sombra muy quieta que postula la muerte como transición trivial. Usted cree soñar, dice alguien, se equivoca, está recordando.





No hay comentarios: