8/29/2014

Buenos Aires Tour










24. Esperando a Godot
- Independencia y Paseo Colón -

Atrás de los hombres, lejos de todo (obreros incluidos), erguido como una piedra acarreada sub specie aeternitate, en medio de un maremagnum de polución, riesgo de vida y bocinas, el Monumento al Trabajo. Más atrás todavía, un edificio fascista, un Wendy's, un tren amarillo del año de ñaupa, la CGT Azopardo, un locutorio y una estación Shell. Los hombres no hablan, no caminan, no gesticulan. Si limitan a dejar vagar una mirada vacía entre lo que no vino y lo que no vendrá, mientras retocan, de vez en cuando, el orden de los objetos que han acumulado en el día y ahora se apilan frente a ellos, sin por qué, sin para qué, en dos carritos de supermercado. Como en el País de las Últimas Cosas, sus posesiones son artículos de fantasía: una arquitectura interior donde un jugador y su adversario se enfrentan siempre al mismo enigma, la misma disyuntiva entre un viaje eterno y una patria eterna, ambos igualmente inconquistables. Pasa un camión con este letrero: APUBA presenta el show en vivo de Pokemón, Vení a la Facultad de Derecho, Día del Niño, Evita Vive. En uno de los carritos, hay un saco de  cordero gastado, un envase de cerveza, un montón de latas vacías y un diario Crónica. En el otro, una valija gris con esquinas de cuero, en posición vertical. De vez en cuando, los hombres comparten el pucho, el gesto de restregarse las manos, se miran las medias rotas, los cordones desatados, dirigen la mirada hacia Defensa. Hay que verlos no partir, obcecarse en eso que son sin ser, entre el tiempo y el Tiempo, completamente distraídos de nosotros, y otros detalles menores que acumula sin pausa el muy travieso e impenetrable samsara.



25. Nuestra Señora de la Esperanza Church
- Peñaloza y Castro -

Una tempestad sería hermosa aquí. Una tempestad azul que arrasara con todo: la Stella Maris de yeso, el ancla, la estrella de cinco puntas, los troncos imitando los rayos del sol en un día gris, de neblina, los horneritos que han hecho su nido en los ventanucos, la nave circular y carcelaria, todas las placas del Arzobispado Castrense, el cardenal Quarracino, el futuro anterior de este jardín-cementerio "para ejemplo y provecho de generaciones futuras", la fuente siniestra en que una voz ausente susurra Nadie merece el río. Una tempestad azul. Un llanto que despejara la visión como una flecha muda contra la historia. Un gran mar furibundo como un teatro en llamas, donde ardieran el miedo, la crueldad, los gritos de espanto. Y después, nada. La vida sigue su curso y el tiempo lo borra todo. ¿Todo? Poesía, música vidente: cuando el cuerpo deseado desaparece, el cuerpo que desea se queda con una herida sin cuerpo. Ni más. Ni menos. 



26. Bienvenidos a Buenos Aires Green
- Lola Mora -

Usted está aquí. Ha penetrado a la Zona por el costado Sur. No se asuste. No se desanime. No se demore. (El arte busca hacer más extraño lo extraño.) A su izquierda, la Fuente Movediza de las Conchas Gigantes y los Jinetes del Apocalipsis. A su derecha, familias con viandas y autito propio, el fin del verano y el comienzo de Otro País. Ha dejado atrás, sin notarlo, la hora oficial, el monumento a La Ola, y más atrás todavía, la Ciudad-Musa, que es un abismo lleno de simulacros, vueltas del perro e infinitas traiciones activas y pasivas. Usted apunta hacia el Norte y se adentra en el pastizal pampeano. Camina entre bagres, pitotoys chicos, alisos de Punta Lara, repollitos de agua, cucarachas cosmopolitas, curupíes, ranas criollas, y una sinfonía de trinos. Todo, sin abonar ni un peso, una maravilla, y sin tener que afrontar ningún show de delfines ni carreras de motocross ni patios de comida con toboganes, a lo sumo algún observador extranjero, con algún trip en el bocho, sacando fotografías. Shhh, dice un señor muy paquete, ahora que tenemos nuestra propia Camargue... en cualquier momento aparecen los flamands roses...



27. Evey man kills the thing he loves
- Huergo e Independencia

Un puerto es una noche instalada en la noche. Un escenario de alcohol, tabaco, intenciones aviesas y muerte, en el cual los cuerpos explayan su miedo, como si fuera un kermesse. Un puerto es un opus nigrum para pasar del deseo al Deseo, es decir, un laberinto emocional, donde las fantasías desertan del orden para permanecer intactas. En un puerto, Dorian Gray exacerba su aborrecible imagen, secretamente amada, Mr. Hyde se pierde entre prostitutas, actrices y marineros, el Capitán Ahab pasea su saña como memento mori de su futura venganza. Ahí van los que aman la amplitud del mar, la música de la codicia, la belleza y la curiosidad, los que todavía tienen fuerzas para buscar el consuelo abriéndose camino por el agua. Van los que, embebidos de vacío, transportan sus heridas sin esquivar el pensamiento, y después pasan de un barco inmóvil a otro barco inmóvil, extrayendo su potencia de lo que no sabrían crear y así responden a lo intolerable. En el puerto se respira, se recobran los sueños de la niñez, se comprende la poesía, que no comunica nada. El agua chasquea cargada de cadenas e hileras de anclas. The sea will be rough tonight. El resto es literatura, imágenes que se vuelven fábulas, regresos que se tornan fugas cada vez más inspiradas.






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