1/07/2014

En el libro de lectura para el grado superior













No leas ninguna oda, hijo mío, lee los horarios de los trenes:
son más precisos. Abre el mapa del mar
antes de que sea tarde. Está alerta, no cantes.
Vendrá el día en el que pondrán listas en las puertas
y pintarán marcas en el pecho de los que dicen no.
Aprende a pasar desapaercibido, aprende más que yo:
a cambiar de barrio, de pasaporte, de cara.
Aprende la pequeña traición,
la sucia salvación diaria. Provechosas
son las encíclicas para encender el fuego,
los manifiestos: para ligar mantequilla y sal,
para los inermes. Ira y paciencia son necesarias,
para soplar en los pulmones del poder
el fino polvo mortal, molido
por aquellos que han aprendido mucho,
que son precisos, por ti.





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