1/10/2014

El hundimiento del Titanic












CANTO XV

A la hora de la sobremesa le dijimos si no le molestaba
la solemnidad negra como la tinta, de sus metáforas,
que tales significados y significantes ya no se llevaban,
que la moda era inexorable, también en el arte,
y que los excesos eran excesos. Tampoco comprendíamos
qué tenía que ver Cuba en todo ello, Cuba era una idea fija.
¿Y qué quieres decir -literalmente- con tus historias
sobre la pintura, sobre Gordon Pym, Bakunin y Dante?

Son ustedes, gritó y se puso a lanzar trozos de pan y carn,
quienes lo recogen, lo amalgaman y lo desmenuzan todo
con vuestros cuchillos;
y coertamente no, continuó irritado, yo me embrollo,
balbuceo, hablo a trompicones, mezclo, contamino
pero les juro:
¡Este barco es un barco! -ahora se mostraba más exasperado-
y la lona rajada en dos -esta parte casi la cantó-
simboliza una lona rajada en dos, ni más ni menos,
¿me entienden? Les digo que yo soy como este lienzo,
que se tensa hasta no poder más. Y arrebató el mantel de la mesa.

Tonterías, respondimos, puro galimatías. ¡Una locura!
Pero se puso de pie de un salto. No discuto, dijo bajito,
enseño. Se puso de pie y se disponía a marcharse.
Tuvimos la idea de apuñalarlo por la espalda con nuestros cuchillos de pan,
tan airados estábamos. Pero al llegar a la puerta se volvió
y empezó otra vez: ¡Olvidan (dijo en su forma más desdeñosa)
que también yo he comido carne humana, como ustedes y Gordon Pym!
He escuchado los estertores del viejo anarquista
sobre la sucia almohada en la habitación contigua,
mientras yo abrazaba a su esposa, sonriente.
Precisamente ustedes no pueden burlarse de mí. Además
(no acababa de irse), ¿qué podía hacer yo?
¿Creen que he sido yo el que inventó este cuento
del barco que se hunde, que es un barco y a la vez no lo es?

El loco que se cree Dante es Dante.
Siempre hay un pasajero a bordo con este nombre.
Las metáforas no existen. No saben de lo que hablan.
Mera confusión, gritamos confundidos. Esto no es un poema, 
es un embrollo. Al fin se marchó. Se fue,
y nos miramos y miranmos nuestros cuchillos de fruta,
y nos preguntamos si puede haber metáforas
con tanto filo. Entonces seguimos comiendo peras y albaricoques.







CANTO XVI

El naufragio del Titanic consta en acta.
Es tema para poetas.
Libre de impuestos al cien por cien.
Es otra prueba de que las enseñanzas de Vladimir Ilich Lenin son correctas.
Lo exhibirán por televisión después de los deportes.
Es valiosísimo.
Es inevitable.
Es mejor que nada.
Hace fiesta el lunes.
Es ecológico.
Muestra la vía hacia un futuro mejor.
Es Arte.
Crea nuevos empleos.
Comienza a alterar los nervios.
Está legalmente registrado.
Tiene sólida base en la clase obrera.
Llega justo a tiempo.
Funciona.
Es uno de esos espectáculos cuya belleza deja sin aliento.
Es algo que debería hacer meditar a los responsables.
Ya no es lo que fue.





No hay comentarios: