restaurantes
las telarañas del tiempo atrapan
sueños de mi pasado
y hacen un pasado así en
el falso restaurante chino
de méxico d.f. recibo
golpes de lo que fue sus agujeros
llenos de predicciones
que me galopan el final. allí
hay rostros ilegibles
se pone gris lo atrás dejado
y el alma poco a poco
se mira en un puñado de
aire delgado y soledad
astros que caen en la mesa
y no se pueden comer
el vino espía
tormentos del adiós y junio
es una calle larga larga
es una calle larga con
preguntas que se ponen a ladrar
azar
la consistencia del azar
vuelve a su historia en
tiempo escondido que abre
naves mares oleajes
del suave amor
¿dónde reparan a este mundo?
¿o no basta la pena
de pobrezas que endurecen las horas?
quien se lee a sí mismo encuentra
faltas de ortografia faltas
de transparencia faltas
de las que nació el tiempo
sin vos donde
la falta era uno
despedidas
de fuego como un carbón despierto
la ciudad nueva cada noche
pierde las llaves de su casa abriga
fuerzas mezcladas
la realidad es un tiempo que
se imagina a sí mismo seguro
de atrás el mundo vámonos
a lo que aviva a sus criaturas tratos
de la memoria con su olvido
las compraventas del dolor
la orfandad del querer
le cambia el nombre al alma
ahora se llama sin
luna ni hálito parado en
la inmensidad de los pañuelos
y dice adiós
recámaras
la noche después de llover
trae miedos tranquilos la fiebre
que entierra lo que hay que abrir cada día
el abandono tiene una
mujer que pide trabajo
con el cuello caído no hay fiesta
ni rencor ni cama
donde ella hoy pueda dormir bajo
el esplendor del universo o
un salto verdadero de tigre
ella es una resignación
su voz carga un secreto
que nadie oye y solo las
repeticiones del siglo conocen
el final es igual al comienzo
con delirios de energía perdida
en vieja claridad
vengan
william blake hölderlin celan rené
char ¿a dónde
se han ido compañeros? todo
lo paga amor la dicha y la
desdicha de la palabra sus
favores que desquietan
y giran en la tarde más triste
qué duro es el cielo nuevo
de una verdad que te mira a la cara
una piedra que el tiempo arroja un río
que no se oyó un monte
que no se vio con ella arriba
no hay que ayudar al corazón desnudo
que coma solo el pan de no saberse
que beba
su vino hecho de lágrimas
que se abra
al viento sideral
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