BLUE
veré nuevos rostros
veré nuevos días
seré olvidado
tendré recuerdos
veré salir el sol cuando sale el sol
veré caer la lluvia cuando llueve
me pasearé sin asunto
de un lado a otro
aburriré a medio mundo
contando la misma historia
me sentaré a escribir una carta
que no me interesa enviar
o a mirar a los niños
en los parques de juego.
siempre llegaré al mismo puente
a mirar el mismo río
iré a ver películas tontas
abriré los brazos para abrazar el vacío
tomaré vino si me ofrecen vino
tomaré agua si me ofrecen agua
y me engañaré diciendo:
"vendrán nuevos rostros
vendrán nuevos días"
ESTAS PALABRAS
estas palabras quieren ser
un puñado de cerezas,
un susurro -¿para quién?-
entre una y otra oscuridad.
sí, un puñado de cerezas,
un susurro -¿para quién?-
entre una y otra oscuridad.
RETRATO DE MI PADRE, MILITANTE COMUNISTA
en las tardes de invierno
cuando un sol equivocado busca a tientas
los aromos de primaveras perdidas,
va mi padre en su dodge 30
por los caminos ripiados de la frontera
hacia aldeas que parecen guijarros o perdices echadas.
o llega a través de barriales
a las reducciones de sus amigos mapuches
cuyas tierras se achican día a día,
para hablarles del tiempo en que la tierra
se multiplicará como los panes y los peces
y será de verdad para todos.
desde hace treinta años
grita "viva la reforma agraria"
o canta "la internacional"
con su voz desafinada
en planicies barridas por el puelche,
en sindicatos o locales clandestinos,
rodeado de campesinos y obreros,
maestros primarios y estudiantes,
apenas un puñado de semillas
para que crezcan los árboles de mundos nuevos.
honrado como una manta de castilla
lo recuerdo defendiendo al partido y a la revolución
sin esperar ninguna recompensa
así como eddie polo -su héroe de infancia-
luchaba por perla white.
porque su esperanza ha sido hermosa
como ciruelos florecidos para siempre
a orillas de un camino,
pido que llegue a vivir en el tiempo
que siempre ha esperado,
cuando las calles cambien de nombre
y se llamen luis emilio recabarren o elías lafferte
(a quien conoció una lluviosa mañana de 1931 en temuco,
cuando al partido sólo entraban los héroes).
que pueda cuidar siempre
los patos y las gallinas,
y vea crecer los manzanos
que ha destinado a sus nietos.
que siga por muchos años
cantando la marsellesa el 14 de julio
en homenaje a sus padres que llegaron de burdeos.
que sus días lleguen a ser tranquilos
como una laguna cuando no hay viento,
y se pueda reunir siempre con sus amigos
de cuyas bromas se ríe más que nadie,
a jugar tejo, y comer asado al palo
en el silencio interminable de los campos.
en las tardes de invierno
cuando un sol convalenciente
se asoma entre el humo de la ciudad
veo a mi padre que va por los caminos ripiados de la frontera
a hablar de la revolución y el paraíso sobre la tierra
en pueblos que parecen guijarros o perdices echadas.
A UN NIÑO EN UN ÁRBOL
eres el único habitante
que una isla que sólo tú conoces,
rodeada del oleaje del viento
y del silencio rozado apenas
por las alas de una lechuza.
ves un arado roto
y una trilladora cuyo esqueleto
permite un último relumbre del sol.
ves al verano convertido en un espantapájaros
cuyas pesadillas angustian los sembrados.
ves la acequia en cuyo fondo tu amigo desaparecido
toma el barco de papel que echaste a navegar.
ves al pueblo y los campos extendidos
como las páginas del silabario
donde un día sabrás que leíste la historia de la felicidad.
el almacenero sale a cerrar los postigos.
las hijas del granjero encierran las gallinas.
ojos de extraños peces
miran amenazantes desde el cielo.
hay que volver a tierra.
tu perro viene a saltos a encontrarte.
tu isla se hunde en el mar de la noche.
POEMA DE INVIERNO
el invierno trae caballos blancos que resbalan en la helada.
han encendido fuego para defender los huertos
de la bruja blanca de la helada.
entre la blanca humareda se agita el cuidador.
el perro entumecido amenaza desde su caseta al témpano flotante de la luna.
esta noche al niño se le perdonará que duerma tarde.
en la casa los padres están de fiesta.
pero él abre las ventanas
para ver a los enmascarados jinetes
que lo esperan en el bosque
y sabe que su destino
será amar el olor humilde de los senderos nocturnos.
el invierno trae aguardiente para el maquinista y el fogonero.
una estrella perdida tambalea como baliza.
cantos de soldados ebrios
que vuelven tarde a sus cuarteles.
en la casa ha empezado la fiesta.
pero el niño sabe que la fiesta está en otra parte,
y mira por la ventana buscando a los desconocidos
que pasará toda la vida tratando de encontrar.
FIN DEL MUNDO
el día del fin del mundo
será limpio y ordenado
como el cuaderno del mejor alumno.
el borracho del pueblo dormirá en una zanja,
el tren expreso pasará sin detenerse en la estación,
y la banda del regimiento
ensayará infinitamente
la marcha que toca hace veinte años en la plaza.
sólo que algunos niños
dejarán sus volantines enredados
en los alambres telefónicos,
para volver llorando a sus casas
sin saber qué decir a sus madre
y yo grabaré mis iniciales
en la corteza de un tilo
pensando que eso no sirve para nada.
los evangélicos saldrán a las esquinas
a cantar sus himnos de costumbre.
la anciana loca paseará con su quitasol.
y yo diré. "el mundo no puede terminar
porque las palomasy los gorriones
siguen peleando por la avena en el patio".
JUEGOS
los niños juegan en sillas diminutas,
los grandes no tienen nada con qué jugar.
los grandes dicen a los niños
que se debe hablar en voz baja.
los grandes están de pie
junto a la luz ruinosa de la tarde.
los niños reciben de la noche
los cuentos que llegan
como un tropel de terneros manchados,
mientras los grandes repiten
que se debe hablar en voz baja.
los niños se esconden
bajo la escalera de caracol
contando sus hitorias incontables
como mazorcas asoleándose en los techos
y para los grandes sólo llega el silencio
vacío como un muro que ya no recorren sombras.
DESPEDIDA
me despido de mi mano
que pudo mostrar el paso del rayo
o la quietud de las piedras
bajo las nieves de antaño.
para que vuelvan a ser bosques y arenas
me despido del papel blanco y de la tinta azul
de donde surgían los ríos perezosos,
cerdos en las calles, molinos vacíos.
me despido de los amigos
en quienes más he confiado:
los conejos y las polillas,
las nubes harapientas del verano,
mi sombra que solía hablarme en voz baja.
me despido de las virtudes y de las gracias del planeta:
los fracasados, las cajas de música,
los murciélagos que al atardecer se deshojan
de los bosques de casas de madera.
me despido de los amigos silenciosos
a los que sólo les importa saber
dónde se puede beber algo de vino,
y para los cuales todos los días
no son sino un pretexto
para entonar canciones pasadas de moda.
me despido de una muchacha
que sin preguntarme si la amaba o no la amaba
caminó conmigo y se acostó conmigo
cualquiera tarde de esas que se llenan
de humaredas de hojas quemándose en las acequias.
me despido de una muchacha
cuyo rostro suelo ver en sueños
iluminado por la triste mirada
de trenes que parten bajo la lluvia.
me despido de la memoria
y me despido de la nostalgia
-la sal y el agua-
de mis días sin objeto
y me despido de estos poemas:
palabras, palabras -un poco de aire
movido por los labios -palabras
para ocultar quizás lo único verdadero:
que respiramos y dejamos de respirar.
jorge teillier
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