uno
describe el río de madrid
mísero manzanares, no te basta
todo el año sufrir tanta fregona,
tanto lacayo y paje de valona,
tanta ropa servil, tanta canasta.
agora en julio tus riberas gasta
tanto prestado coche, tanta dona,
que lo que peca abril, julio jabona,
cáfila más altiva y menos casta.
escupe rayos del león la ira
feroz, aunque de Alcides fue despojo,
la ardiente arena por humor suspira;
mas como el río es viejo y sin antojo,
a su primera fuente se retira
de ver tantas pescadas en remojo.
dos
a un coche de damas feas que iban al soto, y habla con el cochero por no hablar con ellas
¿adónde llevas, infernal cochero,
esa de suegras cáfila enemiga?
¿de qué scritia cargaste, infame auriga,
tantas serpiente y basilisco fiero?
si desgracia, si imperio, si dinero,
faetón de trasgos, a llevar te obliga
tanta fiera cruel que amor maldiga,
no eres cochero ya, sino leonero.
para, caronte de infernales barcas,
y no lleves al soto ni a las huertas,
tarascas, muertes, cocos, tigres, parcas;
que si en ir a las islas te conciertas,
y en amsterdam de holada desembarcas,
con tales sierpes quedarán desiertas.
tres
a un amigo del poeta que iba fuera de buena gana
galán, de verde vas, hermano alcino,
pájaro mudas, buenas dichas hallas,
pues con lo verderón te apapagayas,
notable comisión, bravo camino;
bien te parece el traje montesino
para entre cabrahigos y altas hayas,
vuelvas más alto, aunque también lo vayas,
que lanzarote de bretaña vino.
como un orlando vas determinado,
lo verde es esperanza, no se pierde,
y más en los que viven sin cuidado;
pero dice que vas, quien siempre muerde,
más que para galán para guisado,
porque pudieras ser carnero verde.
cuatro
a la muerte de timosca, perra de agua famosa. matóla la rueda de un molino
en esta inútil, si florida huesa,
yace tismoca (¡oh, peregrino, tente¡),
perra y delfín del agua, cuyo oriente
flandes, padre francés, madre irlandesa.
"trújome a españa belicosa empresa,
donde de un golpe (¡oh, fértil recipiente!)
parí deciséis hijos del valiente
cardona, perro de agua del de sea.
mi muerte fue un molino, mas ya creo
que trasladarme al can celeste ordena
júpiter por mujer, ¡qué dulce empleo¡
¡ay de ti, manzanares¡, porque en pena
haré, si en la canícula me veo,
incendio tu cristal, polvo tu arena."
cinco
discúlpase con lope de vega de su estilo
lope, yo quiero hablar con vos de veras
y escribiros en verso numeroso,
que me dicen que estáis de mí quejoso,
porque doy en seguir musas rateras.
agora invocaré las verdaderas,
aunque os sea (que sois escrupuloso)
con tanta metafísica enfadoso,
y tantas categóricas quimeras.
comienzo, pues: ¡oh tú, que en la risueña
aurora imprimes la celeste llama
que la soberbia de faetón despeña!
mas perdonadme, lope, que me llama
desgreñada una musa de estameña,
celosa del tabí de vuestra fama.
seis
describe el poeta su juana en forma de sierena, sin valerse de la fábula de Ulises
de dulces seguidillas perseguidos,
lavando juana en la ribera amena
del río, que entre lazos de verbena
verdes construye a los gazapos nidos;
de ulises quise hacer mis dos sentidos,
pero estaba tan bella de sirena,
que viendo y escuchando hasta la arena,
los vi anegados y lloré perdidos.
allí el deseo y el amor iguales,
linces del agua en círculos sutiles,
buscaban bienes, aumentando males.
yo con los ojos como dos candiles,
"vengad -dije- mi ardor, dulces cristales,
pues que tenéis allá sus dos marfiles."
siete
responde a un poeta que le afeaba escribir con claridad, siendo como es la más excelente parte del que escribe
livio, yo siempre fui vuestro devoto,
nunca a la fe de la amistad perjuro,
vos en amor como en los versos duro,
tenéis el lazo a consonantes roto;
si vos imperceptible, si remoto,
yo blando, fácil, elegante y puro,
tan claro escribo como vos escuro,
la vega es llana y intrincado el soto.
también soy yo del ornamento amigo,
sólo en los tropos imposibles paro,
y deste error mis números desligo;
en la sentencia sólida reparo
porque dejen la pluma y el castigo,
escuro el borrador y el verso claro.
ocho
sentimientos de ausencia, a imitación de garcilaso
señora mía, si de vos ausente
en esta vida duro y no me muero,
es porque como y duermo y nada espero,
ni penitente soy, ni pretendiente.
esto se entiende en tanto que accidente.
no siento de la falta del dinero,
que entonces se me acuerda lo que os quiero,
y estoy perjudicial y impertinente.
sin ver las armas, ni sulcar los mares,
mis pensamientos a las musas fío,
sus liras son mis cajas militares.
rico en invierno y pobre en el estío,
parezco en mi fortuna a manzanares,
que con agua o sin ella siempre es río.
nueve
laméntase manzanares de tener tan gran puente
habla el río
¡quítenme aquesta puente que me mata,
señores regidores de la villa,
miren que me ha quebrado una costilla,
que aunque me viene grande me maltrata!
de bola en bola, tanto se dilata,
que no la alcanza a ver mi verde orilla,
mejor es que la lleven a sevilla
si cabe en el camino de la plata.
pereciendo de sed en el estío,
es falsa la causal y el argumento
de que en las tempestades tengo brío;
pues yo con la mitad estoy contento,
tráigale sus mercedes otro río
que le sirva de huésped de aposento.
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Lope de Vega, Rimas humanas y divinas del licienciado Tomé de Burguillos. Cátedra, 2008.
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