8/05/2009

La frontera




VIDAS

Esta tarde, en el bar,
me has preguntado
que en qué estaba pensando;
yo te he dicho que en nada,
pero no era verdad.

....................................Pensaba
en alguien que acababa de salir,
un tipo solitario, triste, gris,
como hay cientos en cualquier ciudad;
lo veía cenando unas horas después
en el típico bar desangelado de barrio,
bajo una luz enfermiza, hojeando
quién sabe qué periódicos de ayer.

..............................Sí,
estaba pensando en su vida,
porque podía haber sido la mía.

Y estaba pensando en ti.


VIEJA BAJO LA TORMENTA

Tendría alrededor
de ochenta años,
estaba atascada en un semáforo,
como un barquito de vela
bajo la tormenta,
incapaz de gobernar
el paraguas.

...........................Al final,
dando bandazos,
no sé cómo,
a la desesperada,
llegó hasta la otra acera.
La guerra la tenía perdida
-como todos-,
pero había ganado esa batalla.


CON LA GUARDIA BAJA

Al otro lado del cristal
una lluvia fina, persistente,
de marzo, acuchillaba
la oxidada luz de la tarde.
Salvo un viejo medio dormitando
en un rincón, no quedaba nadie
en el bar. Entonces, en un momento
-no sé por qué, ni creo que importe
demasiado, el caso es que sucedió-,
puse mi mano sobre la tuya
y te dije que te quería.
Luego pasó todo muy rápido:
a ti se te llenaron los ojos de lágrimas,
el camarero se me quedó mirando,
tuvimos que largarnos de allí.


POETA

"Mira,
ése de ahí,
es poeta",
dice.

...........Y la amiga
mueve ligeramente la cabeza,
y te mira un instante
-como miraba en el museo
aquellas cosas viejas-,
y luego remueve un poco
su café,
y le contesta
que a ella Bécquer
le parecía guay.


LOS PARAGUAS, LOS TAXIS

Acabo de tirarlo,
35 minutos bajo la tormenta
-esperando un maldito
taxi-
han podido con él.

Pero cómo se ha portado.

Ésa es la diferencia:
los taxis son como ciertos amigos,
nunca están cuando más los necesitas.

Los paraguas, en cambio, mueren por ti.


SIMPLEMENTE ESTÁ AHÍ

Ni tiene cinco hijos
pequeños,
ni su mujer
está enferma,
ni le van a echar de casa
por impago de alquiler.
Simplemente
está ahí,
en la acera,
expuesto,
haciendo ruidos extraños
con su flauta
infantil.

Frente a tanto profesional
de la miseria,
resulta casi conmovedor.


TRÁGAME TIERRA

El semáforo cambia a ámbar,
no me va a dar tiempo
a pasarlo,
acelero,
pero es inútil,
rojo.

..........Freno,
y me entretengo mirando
a una deliciosa pelirroja
que empieza a cruzar
la calle,
y que me mira
a su vez,
que no me quita ojo,
y que resulta ser
-trágame tierra-
una amiga de mi hija.


LA AGENDA DEL SUICIDA

Dios no aparecía
por ninguna parte,
la amistad y el amor comunicando,
y en cuanto a la esperanza,
pues eso,
que esperase,
como siempre.

Menudo puto hotel
-se dijo-,
y marcó el de la muerte.


POBRES DIABLOS

Aunque nos cueste admitirlo
cómo nos alegra
comprobar
que aquel viejo colega
-al que no habíamos visto
desde vete a saber cuándo-
tampoco ha llegado
a ningún sitio,

que en el fondo no es más
que un pobre diablo,
como nosotros,
y que el cabrón de él
se alegra de lo mismo.


POETA LOCAL

Tuvo cierto predicamento
en los setenta. Recuerdo
haber visto su foto en la prensa
local. Luego no supe más
de él. Dicen que probó suerte
en Madrid. Ahora me lo encuentro
algunas veces -gordo, barba
de días, cierto desaliño en el vestir-,
esperando en un semáforo,
o en la barra de un bar.
parece un oficinista en paro,
o algo así. Un pobre tipo,
en cualquier caso, uno de tantos
de los que está llena la ciudad.


POR QUÉ

A veces,
de madrugada,
con el último trago
aún en la mesilla,
el que pude haber sido
y ya nunca seré,
viene a sentarse
a mi cama,

me mira,
y me pregunta
por qué.


COSAS DE LA VIDA, COSAS DE LA LITERATURA

Es de Madrid (bueno,
se ríe, para ser más exactos,
de Alcorcón), da clases
de literatura en la universidad
y ha venido a San Sebastián
a pasar el puente. Dice
que le gusta mucho mi poesía.
Dice que me conoció por Internet.
Dice que también le gusta Roger Wolfe.
Luego se calla. Luego sólo me mira.
Yo sigo con los cafés del personal.
Ella sigue callada. Veo cómo
se apaga su sonrisa. En su rostro
una mezcla de tristeza y decepción.


EL CANDIDATO A PIE DE CALLE

Reparte papeletas
con su foto,
sonríe,
promete,
estrecha manos.
Nadie le cree
una palabra,
pero es igual,
el cámara sigue
filmando.
Una niña se acerca:
Mira, mamá -dice-,
hay teatro.


RETRATO DEL POETA ADOLESCENTE

Un paquete de tabaco,
un libro de poemas,
cuarenta duros
para tomar unas cervezas...

Poca cosa, es verdad;
pero para mí
era suficiente.

Y entonces
aparecieron las mujeres.


HISTORIA DE LA LITERATURA

¡Dios mío!,
qué paciencia
la de algunos
anaqueles.


SÓLO ERES ÉSE

Nada como el camarero
de una cafetería de hotel
para hacerte sentir
tu efímera condición.
Medio borracho,
con el vaso en la mano, lleno
de tu pequeña importancia,
para él sólo eres ése
que mañana no estará.


AGOSTO

El agua de la ducha
contra tu piel
mojada.
No hay música
-ni moderna
ni clásica-
que iguale eso,
lo que ahora siento,
lo que imagino
al escucharla.
Karmelo C. Iribarren, Seguro que esta historia te suena. Renacimiento, 2005.

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