Yo también, como Baroja,
hubiese preferido
ser un hombre de acción:
---------------------------------no sé...,
pilotar un mercante, por ejemplo,
o atracar bancos,
o montar una guerrilla en algún sitio,
o, en fin, cualquier cosa,
salir en la tele con el Wanted debajo.
------------------Pero no:
ni guerrillas ni bancos
ni mercantes ni guantes ni hostias.
Padre de familia, camarero y poeta.
Así es la puta vida.
LA CULTURA
Grandes almacenes,
Rebajas,
se abren las puertas,
avalanchas hacia el interior.
Observando la escena
-desde la barra del bar de enfrente-
recuerdo la famosa sentencia de Sócrates:
"Cuántas cosas que no necesito para nada".
Luego me río,
acabo la cerveza,
enciendo un cigarrillo,
le pido cambio de viente al camarero,
y me lo juego a la máquina.
NO ESTAMOS SOLOS
Políticos con adicción a la verdad,
banqueros que cuando escuchan
la palabra hambre
derraman lágrimas,
militares que reniegan de sus medallas,
mujeres despampanantes, altas,
que se enamoran perdidamente de ti
por lo que eres,
por tus cualidades humanas.
Dicen que esos seres existen,
que no son una leyenda urbana.
Y yo quiero creerles.
Por qué íbamos a estar solos en la galaxia.
EL ROMANTICISMO
Dice que le regalé una estrella,
dice que fue en el puerto,
una noche de domingo,
cuando empezábamos a salir.
Yo no recuerdo nada, la verdad,
hace media vida de eso. Pero,
vete tú a saber. Bien mirado, puede
que hasta sea cierto: veinte años,
tonto perdido de amor
y sin un duro en el bolsillo.
Qué otra cosa les vas a regalar.
Karmelo C. Iribarren, Seguro que esta historia te suena. Renacimiento, 1995.
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