3/19/2019

País Imaginario. Escrituras y Transtextos. Poesía en América Latina 1960-1979. Edición Maurizio Medo.
















Prólogo. 




1. Diálogo por fuera de los bordes: desde las márgenes pendientes. La imaginación del canon: taxonomías, mapeos y clasificaciones más afines a la mercadotecnia -fechas de expiración, código de barras - que al análisis y a la interpretación. Poesía: noción polivalente. Concepción escritural en un formato impreso. Puzzle. Desmantelamiento transformativo de las tradicciones vía la reescritura. Construcciones y procedimientos. Escrituras: romper con el origen y el funcionamiento del lenguaje. Ensambles antireflex que eluden todo tópico representativo. Pesadilla de Platón: la representación a la enésima potencia. Textos en progresión metonímica. Patchworking. [Pienso en la técnica y estructura de Chris Marker, de Guy Debord, Godard y Agnes Varda: trasponer elementos audivisuales con textos para desplazar, aglutinar y vaciar los significados.] Ruptura de la ilación de la frase, de la integridad del significante. Explosión y reflexión de fonemas, semiotización de los blancos, desaparición de la palabra, intento por sobrepasar los límites textuales. País imaginario: nomadismo híbrido, multifacético, polifónico. Lenguas maternas = lenguas extranjeras. La tensión de densidades de lo conversacional con el neobarroco: entrecruzamientos e intersecciones, flujos generadores de nuevas capas y sedimentos lingüisticos. Yuxtaposiciones. Escrituras dentro del modelo neoliberal social y económico. 




2. La tradición de la ruptura: Vusco volvvver de golpe. 41 integrantes: Mario Arteca, Enrique Bacci, Elbio Chitaro, José Antonio Mazzotti, Silvia Guerra, Edgardo Dobry, Rafael Espinosa, Ana Porrúa, León Félix Batista, Juan Carlos Bautista, Maurizio Medo, Damaris Calderón, Cristobal Zapata, Monserrat Álvarez, Martín Gambarotta, Willy Gómez Migliaro, Sergio Raimondi, Ángel Ortuño, Édgar Pou, Luis Carlos Mussó, Vanna Andreini, Julián Herbert, Victoria Guerrero, Emilio Lafferranderie, Rocío Cerón, Alejandro Tarrab, Romina Freschi, Delmo Montenegro, Luis Felipe Fabre, César Eduard Carrión, Pedro Montealegre, Eduardo Padilla, José Carlos Yrigoyen, Paul Guillén, Rodrigo Flores, Jerónimo Pimentel, Martín Rodríguez, Felipe Ruíz, Juan José Rodinás, Héctor Hernández Montecinos, Paula Ilabaca.



3. Quién pudiera quebrar estos barrotes. Preguntas. [¿Posibilidades expresivas? ¿Qué estructuras surgen a través del uso de las tachaduras, la desarticulación, los usos distintos de la gramática y la sintaxis? ¿Nuevos instrumentos de interpretación? ¿Es necesaria esa interpretación y en que sentidos y niveles?] ¿Qué cosa es hoy la poesía? 



4. Suspirado en la escala de una proa. Consideraciones sobre la edición española. Posibilidades. Antologías. Discusiones críticas. Transigir. Ideas nómadas y de desterritorización que cuestionan las identidades. No hay una escritura latinoamericana ni una escritura española. Hay escrituras. Destacar la vastedad de las diferencias y las condiciones inconclusas de las extensiones exploradas. Ampliar y discrepar. Aperturas. Expansiones. Inestabilidades e incertidumbres.






Escrituras y transtextos. 
Acercamientos. 


Mario Arteca (1961). 




XII. Crime against humanity (the fear out of "Hotel Babel ")


a la promoción ‘78

Juro decir la verdad. Correcto. Su nombre completo 
por favor? Toda la verdad. Lugar y fecha 
de nacimiento? Nombre de su padre? Nombre 
de su madre? Estado Civil? Nada más que la verdad.
Soltero. Domicilio. ...Nº ... La Plata. Profesión? 

___________ Eso, mi papá. Así es: presentó 
un recurso de Hábeas Corpus en favor entonces 
de mi hermana. Así es. En virtud de que el día 
anterior y en horas de la madrugada personas 
de civil y armadas que dijeron pertenecer 
al Ejército y habrían secuestrado a la misma. 
Así es, el día 25 a la una de la madrugada. 
Si nos pudiera narrar los hechos que usted 
tuviera conocimiento. Sí, cómo no. Estaba 
en el domicilio en el momento que se presentaron 
estas personas que eran de 10 a quince; estábamos 
durmiendo, era la una de la madrugada y golpearon 
con palmas de manos en la vereda y mi madre 
levanta un poco la persiana y pregunta quién era, 
y le dijeron el Ejército. Nos dijeron que abriéramos 
la puerta. Abrimos la puerta. Una puerta 
de un costado de la casa donde se entraba 
a un living y por ahí salí; me dijeron que levantara 
las manos en alto, y me dijeron que fuera hacía 
adelante de la casa. Y allí había como un pequeño 
jardín y ahí me pusieron contra la pared 
mirando hacía el fondo de la casa. En ese 
momento  salgo del living. En el costado 
había dos autos, el auto de mi hermana desaparecida, 
y detrás de ese estaba el mío. Sobre el auto 
de mi hermana desaparecida había un señor 
con una gorra -con una visera larga -con un arma 
importante porque lo que me quedó grabado 
fue lo grueso que tenía el calibre de ese arma larga, 
y fue lo primero que vi cuando salí de adentro 
de mi casa. Luego pasó esto que le digo 
que me hicieron ir hacía adelante de la casa. 
Yo estaba en calzoncillos porque estaba durmiendo, 
y preguntaban por una tal______ pero nunca 
nombraron a______. Y bueno, nosotros dijimos 
que había una persona cuyo nombre era parecido
o similar. Y era ella. “Bueno, entonces a esa 
buscamos”. Así es. Fue así. Tal cual escrito.



* En inglés: Crimen contra la humanidad (el miedo fuera del "Hotel Babel ")


Composición prismática. Desciframiento de las estructuras. Desmontaje. [La presunción de verdad obtenida a través de la violencia. La necesidad de confesión y de identidad. El ejercicio del poder: las desapariciones, los allanamientos, la borradura de los nombres y las señas de tortura. El totalitarismo que regresa y que aceptamos y asumimos felices. Vigilar, castigar y exponer públicamente. Forzar a nuevas autocríticas nuevos campos de reeducación.]





Elbio Chitaro (1961).



El poeta no supo dar un rasgueo de luz con su guitarra. Ni un puto croquis de arte bella.
Fracaso para embellecer la mierda. 
Nada queda de la apuesta. Se llevaron todo.

No.
Quedan las palabras huecas. 
Las muecas.
Las muescas en la oreja. Las moscas del fogón.
No.
Queda la vanidad. La presunción del poema. La hinchazón de la lengua. Los humos, el aire, el viento. Los fueros del poeta, la vanagloria.

Ahora tienes el brazo dormido. No vuela su cresta sobre los cadáveres. Nada queda del furor. Nada del cuchillo. Nada del miedo.
Tienes el brazo sin cabeza. 

Hablo de ti. No de mí. 

De mí no me han dejado.

Ellos se llevaron todo. 

Escribir a tientas. Pegarle un golpe de katana a un quebracho colorado. Abrir en dos a un yacaré. 
Escribir sin pies ni cabeza. Sin orden, como nido de carancho. 
Escribir sobre la carroña, literalmente.

No importa el buey, bien se lame.
No importa el carnero merino.
Escribir con la sudoración del corazón o cualquier otra víscera. Sobre la piedra. 
Con la carne amoratada. Con la podredumbre.
Con el tufo a podrido del olvido.
Al sol.

Con la mano temblando todavía. A escasos metros del muñón.



Escritura: ejercicio de colocar en punto muerto un sistema de referencias. Residuos de lenguaje. [La concisión sonora.]




Rafael Espinosa (1962).


Día Nacional

Solo conectarse por medio de un vello en el escroto
a una máquina de sueños para ganar todas las partidas
de bridge en un crucero resulta más idiota
que reconocerse peruano. Prefiero entretenerme
observando a las hormigas ejercer su identidad
local en sus palacios de troncos donde el tiempo es una rama
de bonzai e intuir que las ballenas pierden su ser 
patrio apenas retoman su ruta ártica. A veces, 
como soy miraflorino, me ocurre ver el mar del distrito e imaginarlo
inconmensurable, como si estuviera en ácido; pero 

ni en marcha reversa lo llevo a bañar los glaciares andinos 
ni lo cuelgo en los enormes árboles de la selva,
hiriéndolos con una angustia horizontal. La
la más redonda de sus gotas no aglomera
todas las nevadas de altura, menos contiene los augurios
de la red de chirridos amazónicos. Sería
confundir la parte con el todo. Y ciertamente
el Perú es un todo, con muchedumbre de pisos 
ecológicos que soportan el dolor de un número
todavía mayor de brazos y piernas. Rember es uno, 
yo otro, el heladero que convoca a los niños todavía
otro más y a los tres un viento segregacionista nos podría insultar:
“sal del césped”, “blancón”,  “cusqueño que turba la siesta
de Lima con su bocina para vender helados”. Decirnos
que solo muertos, en fichas, somos los tres todos el todo peruano.  


La manufactura de una pieza de carey

Con el romance de nuestras obsesiones
podríamos construir una historia
de los cibernautas, y poco más. Y aun
así pediríamos dividendos. Por mucho 
menos los delfines obsequian una 
función de saltos, antes de que bajo
la psicosis de lo diáfano el mar cese
de ser creíble. Como ellos, yo vengo de rama
en rama, debiéndolo todo al deseo de
performar en grupo. ¿Me darás a cambio tu cuerpo,
que sea al mismo tiempo un cuerpo social?
Dejo un consejo entre las cajas. Ahora
que es política de Estado amar a los perros,
por qué no se abrazan al busto de una liebre
y lloran y lloran lo posible que no fue. Así 
es, así fue. Nuestra performance nunca
fue, y llora una guirnalda de árboles.


Un presentador de situaciones. Yuxtaponer la percepción y la imaginación para desestabilizar las cápsulas de lo real y lo ficticio. Tránsitos. Emboscadas. 





Ana Porrúa (1962).




la escena inaugural
del samurai moderno:
un pasado en la calle/
un negro a punto de morir/
un mafioso que lo salva/
y lo entrega a otro tiempo
-aún más lejano-
inscripto en los ideogramas
de su camiseta ensangrentada.



Extender, diversificar y manipular las tensiones y extensiones de las escrituras que parten del tanka y cursan por el imaginismo. 






Andrés Fisher (1963).



la noche americana 

i. 

Un día los vestigios fueron carne. Entre los restos de hierro y hormigón la energía fluía como un gran dinamo de cables centellantes. Nubes de humo supernatural emergían de las fábricas que no se detenían, tenaces en su pulso incesante. 

ii. 

Cables que danzan electrizados. Individuos que danzan sobrexpuestos de electricidad cerebral. Escenas de humo coronando ciudades. Motores que se desvanecen como la carne que un día abandonará al hierro dando origen al vestigio. 

iii. 

Los restos de humo hoy tienen carne. Electricidad en los cables, en la tenacidad de los motores pero a la distancia, en la noche de asfalto y humo se puede entrever el esqueleto: la majestad de unos espectros de hierro. 




Las materialidades del lenguaje, crear fractales, deconstruirlos. Sistemas de variaciones y valoraciones. Espacios abiertos. Serialidades. Rupturas/renovaciones. 




Juan Carlos Bautista (1964). 



TRAS cortinas de nervios y mareos.
                  catedral hundida en su sueño
           entre onirias agazapadas,
                                 estaba el Marrakech.

Las rocolas echaban a volar sus cuervos
                   y las locas,
                                                    de risas lentejuelas,
empapaban el aire de miradas.

Las liosas, las dulces, 
                   las  tibias, las acedas:
nacidas de su amor asustadizo
y del husmo triste de la sodomía.
Con sus gestos como puños
y las manos llenas de fervor, ladraban:
                              Vírgenes verriondas
de tardes en declive y noches sin tregua,
tendidas bajo el sol bajuno de las lámparas.


En el Marrakech eran soberanas,
cerraban las piernas como señoritas
                                          y reían como putas.
Oscuras y alegres como algo que va a morir.

Ellas,
          las sin vértice,
con el vinagre siempre en la lengua
                                         y la sed
                                                 y el ardor de esa sed.

Iban al Marrakech exhalando olor de puertos
y ciudades de noche.
Reinas amarillas,
                             amoratadas,
                                                subidas de color.
 Reinas de melancólico fumar
que oteaban descaradas el pez de los hombres,
tras pestañas egipcias y dolencias abisinias.
Henchidas de presentimientos,
fieles a su embuste,
                 ligeras y estridentes como plumas,
paseaban su odio, su ternura,
su culo espléndido,
                    entre el azar de las mesas,
girando con el hábito furioso del insecto.

Iban al Marrakech y lo llamaban alegremente:
                          El Garra.
El Garrakech o el Marranech.
Hechizadas ante ese nombre crispado y su conjuro.

-Vamos al Garra, querida.
Hay una loca que da vueltas.
Hay una bicicleta que camina sola.
Hay un hombre que se hinca frente a una verga

como frente a una cruz.
Hay esfínteres que son grandes oradores.
Hay un cábula lamiéndose las ínfulas.
Hay un gandul con la garganta a media furia.
Hay un niño con los ojos cerrados.
Hay paredes pasándose de verdes.
Hay una loca que camina sola,
como una bicicleta sola,
tan sola que da miedo.
-Vamos al Marranech, queriiida.

Y las nalgas se inflaban.
Y los culos se abrían como boquitas. 



La descripción del goce, de los flujos del movimiento en un ambiente que se tensa y gira y cambia. Un observador y oyente que entra y cambia conforme la narración sucede. 



Maurizio Medo (1965).





El culebrón de Sinaloa (manifiesto inédito en defensa de la libertad de la poesía)

1. Una hoguera para las negras mareas de brea en las que Deniz teje murmullos Primero en mixolidio, luego en dorio 
2. Otra para Zurita, cuyos glaciares deshielan, cauce abajo, sobre el amor que lloramos sobre las flores, allá en el añil del mundo 
3. Enciéndanla para Josef K, el judío, por no cargar a espaldas las espaldas del poema y emboscarnos con su paso 
4. No olviden al baribusa Perlongher  con su bizarro lenguaje En extinción como de armiño o nube En rojo Ensangrentado  
Los del Cártel de Madrid conspiraban espurios
Debí bajar la voz el canto de las sílabas,

el llanto de la materia España: mi lenguaje progresa
agraz metonimia sobre el espíritu de la metáfora arrasada

Suspendo en una línea el sumun del más dolce stillnuovo
              y en otra el génesis atroz de las vanguardias

Eslavo ante los chopos de Castilla y  río quechua del ladino Aragón
Soy la Mary Poppins de las palabras huérfanas El deshollinador

                    de aquellas otras, heridas bajo un rial de piedras
                   Soy quien las invita a brillar a pesar de su luz negra

Mi patria es una lengua soñada en el asombro
y jamás entre rimas de estética octosílaba  Apártalo España
               
y mételes por el rijo esos zureos sublimes
                                      de fingida transparencia,

la bucólica urbana de máscara serena
                y el fiasco rumiar de los poetas del Toboso

Rieron guturales sin saber que un día otro grito rapaz circunvoló
                ya por el espacio de ecos Huérfano 
Qué pronto en esos pechos fanega el ruido anciano de una calavera 
que habla y habla (y está hablando) Y cuan présbica su razón
De palo duro al medir su dialecto en diapasones Y duro

SHHH  Debí bajar la voz y alzar los ruidos  Por un hueso,
como ratas de un Hamelin fallido, emergieron del légamo nuevos cárteles

Pude sentir, de pronto, sobre mi faz su escupo monstruo , viscoso De antropoide
Codicioso por fundar nuevas Españas en favelas y zaguanes

 ¿Secuestrarán ahora a  Dobry  los capos de Mazatlán y Sinaloa?

¿Dividirán a Arteca en dos, unas diez veces, en pira, a pie de lumbre?

 Exijamos indultos, aún en coima Que sus lenguas no hachen
Chitaros, Ortuños e Yrigóyenes 




Cinética enloquecida. Reconversión de las formas. La escritura: un recipiente en el que el lenguaje se fermenta, se fagocita; convierte en huesos lo que era musgo, catedrales sonoras lo que era saliva. 







Damaris Calderón (1967).






SANTIAGO HUMBERSTONE


Yo, Humberstone,
hijo de un modesto empleado de correos
y nieto del Director de la Banda de Guardias Escoceses,
llegué aquí a hacer la América.
Yo, un oscuro químico
lustrado ahora por la sal,


inventé esa ficción: el pampino:
cruce de animal soñador necesitado con nativas de la zona.
Inventé el futuro, el futurismo,
Marinetti.
Me cagué en Le Corvusier,
la Torre Eifel,
esa ciudad amanerada:
París.
Aprendí palabras ásperas:
caliche, charqui, camanchaca
(yo que jugaba delicadamente al tenis,
yo, cuya vida era un campo de golf).
copié y apliqué el sistema Shanks
(que nadie conocía por aquí).
Tuve mano férrea,
tuve mano de obra
(barata).
Comencé por conquistar Agua Santa
y ahora me pudro en las Aguas del Tiempo.
Yo, que me horroricé
cuando escuché que estos indios llamaban chanchos
a las relucientes máquinas metálicas, trituradoras,
porque les recordaban el ruido de los puercos al comer.
Establecí un Orden,
una jerarquía en el Caos:
de un lado los ingleses y administradores,
del otro, los hombres y las bestias.
Yo, que puse un toque de delicadeza,
de civilización en estos páramos:
Al espejismo de los oasis de Pica y Matilla
opuse una piscina (metálica),
construí una plaza (pública),
una iglesia,
el tendido eléctrico,
un orfeón para que estos bárbaros
escucharan música
-ópera-
no el rumor sempiterno, monótono
de las arenas.
Yo, me la creí completa
y se la hice creer a medio mundo:
"El salitre chileno el mejor del orbe":
nitrato de sodio:la pólvora más eficaz
para las guerras intestinas y extranjeras.
(Así de cosmopolita):
"El salitre chileno entra a Francia,
a Suecia,
llega a la antigua Hélade"
(hasta que los alemanes inventen el sintético
en la Segunda Guerra Mundial).
Yo, que me convertí en Santiago,
Santiago Humberstone,
tuve en mis manos e Oro,
el Oro Blanco,
el Monopolio.
Que me hice viejo, me hice venerable.
Padre
-del Salitre-,
(la Compañía me obsequió una medalla de oro,
el Rey de Inglaterra me confirió
la Orden Oficial del Imperio Británico).
Yo, James T.,
cuyo nombre desaparece
bajo la formidable leyenda y las casas huachas,
extiendo mis raíces dieciséis metros bajo tierra
y no encuentro agua.
El desierto y la muerte
recobran su señorío.




Historia: carnaval. La recuperación de los testimonios, la desestabilización de las fuentes de conocimiento y verdad. 








Martín Gambarotta (1969).






En el baño están rompiendo vasos
en la cocina están rompiendo huevos
en la calle están rompiendo autos
en el playón de los caídos están hirviendo huesos
se clama por la fritura de los sesos
todos los días son de reyes, todos los miércoles
son de ceniceros, todos los jueves son de margaritas
los viernes, festival maya para carniceros
se rememora la doma del frr-r-rrgrfk
el burgo es un caldo de vegetales
la calle es un caldo de astrolabios
la pieza es un caldo de toro
enero es la eclosión del dinero
febrero es un caldo de enero, prima
la calma a las puertas de marzo
los guardaespaldas del plan primavera lloran al ver llover
los camilleros se hablan todo el día de River Plate
se sacralizan las heladerías del conurbano, suboficiales echan
un matambrito al fuego como si en el juzgado Zárate-Campana
las chiquilinas quisquillosas escupen en la fuente, en las despensas
los contadores discuten de cantores de tango
los tipos sin casa se tiran al sol como leones viejos
las panaderas tocan las panderetas de sus pandilleros
no sin cierto enfado
los taximetreros tartamudos le dicen muchacho
los trotamundos le dicen mmm-uch-mu-chacho
los paralíticos en su ápice le dicen muchacho
los vendedores de lápices le dicen hermano. 






Intervención y pérdida del funcionamiento y del control lírico. Máquinas discursivas que se cortan y producen nuevos fluidos/flujos. Paralelismos, intrusiones. 








Sergio Raimondi (1968). 






FOUCAULT, MICHEL

Filósofo e historiador a ver ¿a qué no adivinan?
francés cuyas obras en torno a los dispositivos
e instituciones de normalización fueron leídas
de este lado del orbe con los regímenes militares
en mente o mejor inscriptos en las coyunturas
óseas y las terminales deterioradas y nerviosas
sin alcanzar a reconocer cómo esa perspectiva
sobre un poder estatal y total (reticulado panóptico
disciplinario etc.) fue elaborada desde el seminario
de un colegio nacional anteayer imperial sostenido
por políticas públicas no paradójicamente potentes;
lo paradójico fue tal vez demorarse en los planos
arquitectónicos de Bentham y sus correspondencias
subjetivas mientras el Estado local era evacuado
sin advertir una no muy sutil diferencia cualitativa:
que acá el infante sea conducido a una escuela
donde se le corrija el hábito malsano de pretender
escribir en un pupitre normal con la mano siniestra
y efectivamente encuentre en principio un pupitre,
un cuaderno y una escuela además de, por supuesto,
el docente coercitivo y más o menos mal pago
tal vez no sea un hecho tan merecedor de desprecio.




Módulo de permanencia. Fiscalización de la sintaxis. Acción arqueológica. Lenguaje: zona de conflicto. 







Ángel Ortuño (1969).





Carne

Me habitué al cloroformo. No es difícil
oír a la mujer.
Tampoco verla
cambiar solícita un billete por monedas.
Hay quienes recomiendan
que sean siempre así las ruinas
sin incendio.
No quise ni intentarlo: atravesar paredes
parecería más propio
con la ropa mojada y la voz suplicante.
En forma que tal vez juzgarán poco honesta,
aunque muy inferior a la demencia
científica de los nazis o a un

insufrible sombrero de cowboy.





Intervenciones verbales. Residuos de informaciones: discursos desequilibrados. Apropiaciones, improvisaciones.











Édgar Pou (1969).






Bambi



Shemale bambi  made in Paraway
 se toca los pechos
Está estrenado siliconas
Que le pican  así como le pica el culo
Y la palma de las manos cuando va llover
Las horas no pasan como no pasan los clientes
Todo es como si ... -nada es como es-
La madrugada se atasca de mua muas
y solo le quedan dos condones
Extrema mitakuña bambi, hoy está de rojo
Como una frutilla de Areguá
Un rojo pytâ de allaité
Sabe que tiene las caderas bien redondas
Y esos tacones le realzan la cola
La cola la cola del bambi hace suspirar a todos los taxistas
Que a veces no le cobran
A los policías que a veces no le pegan
Al cariñoso catequista
Que tampoco ha venido hoy, por qué será?
El bambi espera y espera
Hasta que los gallos empiezan a cantar
Hasta que acabo el poema
Y entonces Bambi: culona ricura simplemente se va.




Mixturas. El uso de los distintos idiomas de una ciudad, sus velocidades. 






Emilio Lafferranderie (1972).







pensar la influencia de una lesión
la escasez de un hilo
los equilibrios accidentales

pocas cosas peores que un gesto
o un relato
o una secuencia de hundimientos

pensar aquello que ya no ilustra
y sólo es apto para el itinerario

la lengua sin terminales
el ejercicio privado





Poema: objeto. Variaciones regulares. Extremar lo concreto. Escritura: despersonalizar.







Pedro Montealegre(1975).





Qué es la rajadura, el tajo abierto de la palabra –o un hoyo en la calle–
            incluso una herida
en el fémur de la ciudad, de un hombre que es ciudad, roturas como género
partido por una uña –letal, carnicera– por un colmillo dolor y llamado decir
            y mirar y dolor
de ojo dividido con cuchilla de afeitar, dolor de quien escupe la vereda y produce
un alacrán amarillo. Este poema es veneno: un ángel preso en el barrote, el esternón,
un escarabajo –míralo: hay gemas y oro en el cobalto de sus élitros. Es un adolescente
escribiendo con saliva: nos comemos el dolor ¿qué latido nos come? Estaré ahí
–por ti– con mi córnea. Ahí reproduciendo en la caverna una escisión, una pupila
            como ésta
–de gato– uñas –finas– de gato, bigotes de gato, maullido de gato: metamorfosis,
            el desespero
de lo partido por lo nombrado: una raya en el pelo es, un reticulado muy fino
por el lápiz de tinta del principal alarife. Un día apareciste completamente trazado:
hormigas de sangre ordenadas en tus comisuras: nada cuentan tus vértices. Dijiste:
            soy canon:
dijiste: en la ciudad un chico se rió como si ello no importara. Cada ebrio es
un indicio de cólera cuando dices soy canon, y yo enciendo un neón, una amapola seca.
Yo comienzo a romper una placenta de madre. Qué es la rajadura sino un parto. Yo
te digo: vengo –todo tú coordenadas, todo referencias– cada muerto te dice:
            cada tajo te ama. 





Particularidades. Rompimiento de la lógica realista. 








Eduardo Padilla (1976).






Caribdis antes de la calvicie

1. ¿Quién?
a) Naturalmente, el leñador.
b) El leñador, muy a pesar de sí mismo.
c) El leñador, bajo coerción de la esposa latente en su costilla.
d) Rincón Agnóstico: ninguna de las anteriores.

2. ¿Qué?
a) La inauguración del bosque.
b) El acto de besar la lona.
c) La caída en los precios de la carne.
d) Rincón agnóstico.

3. ¿Cómo?
a) Por mediación de la aorta.
b) Magia Negra/ Hacha Ociosa/ Primera Fisión Atómica.
c) La Gallina de los Huevos de Oro se lo buscó, la muy puta.
d) Ninguna de las anteriores.

4. ¿Cuándo?
a) Antes o después de gritar fuera abajo.
b) Fuera abajo entendido como t = (cero).
c) No había nadie en el bosque para escucharlo caer (pero sí
para reportar que no había nadie en el bosque).
d) Zenón de Elea dispara una flecha a través del cielo;
la flecha (al igual que el balón de rugby
en la alameda de Rousseau) simplemente
no se mueve.

5. ¿Dónde?
a) En todas, en ninguna parte.
b) Entre la alfombra roja de Escila y el remolino en la nuca de su progenie.
c) No veíamos el bosque de tanto árbol, así que tuvimos que talarlo todo.
d) (este espacio) Se Renta.




Cortar. Reubicar. Falsificar. Lenguaje: el libro de chistes que en las librerías tienen agotado.










Rodrigo Flores (1977).





ARENAL/2009




Acabo de ver el letrero que dice:
Se saca cascajo.
Las letras en la puerta de la camioneta.

Las letras rojas titilan y clavan.
Y yo voy dando vueltas.
Doy vueltas a las palabras.

Se saca cascajo de mi boca,
podría decir.
Se saca cascajo
¿De dónde se saca?,
me pregunto.
La camioneta sale
de la casa.
Avanza.
Creo que sacó cascajo de la casa.
Y yo repito.
La camioneta
con letras rojas
en la portezuela
saca cascajo.
Eso hace porque eso dice.
Presente del indicativo.

Me saca de mí,
me sacó de mí el letrero,
más que nada el sonido reiterándose.
El sonido del letrero
me sacó de mí
para escucharme decir:
se saca cascajo.
Me sacó a mí para decirme
que de cascajo en la cabeza
voy lleno,
vengo lleno
de cascajo.
Quieren sacarme el cascajo
pero yo no quiero.
Estoy bien.
No quiero que me saquen de mí.
Que mejor
venga

la camioneta.






Borraduras. Cartografías de las licuaciones del habla. Devenires. Lo que producen las cancelaciones. 








Martín Rodríguez (1978).




Mariposas de Lüdenscheid

En Lüdenscheid, en 1917,
los niños alemanes mataron 47.990 mariposas.
Ni una más ni una menos según registros. Y eso tiene que ver con todo.
Lo hicieron para cuidar las cosechas. Así como otros
recogían carozos para hacer aceite. Y otros juntaban
semillas de girasol
entre las vías del tren.
Cuando llegó a Alemania el invierno de los Nabos
ninguna otra cosa se podía comer más que Nabos.
Nabo hervido, pan de Nabo.
Alemania se quedó sin papas.
El niño que corrió una mariposa entre las plantaciones
también pudo decir que hizo la guerra.
Chochos los niños paraguayos si esa hubiera sido la consigna 50 años antes.
Y no convertirse en hombres a la velocidad de la luz.
¿Cuánta fuerza hace falta para cumplir esas misiones?
Hace falta siempre la fuerza que hace la tierra para que coman de ella.
47.990 mariposas.
Las mariposas son como las papas: ya no existen.
El ascenso del alma de un niño en humo oscuro de una papa hirviente.
Entra el primer tractor a Villarrica. Lo maneja un niño de ojos celestísimos.
Miles de mariposas alrededor.




Vaciamiento de lo simbólico. La concisión rítmica.  




Juan José Rodinás (1979).


Dime, lugar de la noche, sin mí. Tengo la ciudad como un estadio de fútbol arriba de las farolas tuertas. Un cielo con 2.56 nubes (cúmulos). Un cielo con avisos de American Airlines. COMPRA. COMPRA. Tengo la noche como un contrato con el polvo oscuro de las estrellas quemadas. El alma polucionada por el dióxido de carbono catorce. Un hueso. Dos huesos. Tres huesos. Un perro dormido. La avenida. Un perro atropellado. Sesenta y ocho huesos. COMPRA. COMPRA. Tengo un cuerpo (véase giacometti) de pie bajo el cielo. La nube es arena de hielo en mi rostro. Mi cuerpo, una pregunta. El mundo, la muerte. La muerte: un ticket de descuento. Dos tickets de descuento. Tres. Ocho.



Collage de realidades. Colisionador de ruidos. Ready-made. Expansiones. 






Postfascinum. Interrogantes extrañas. Fragmentar los estratos. Varios idiomas en un artefacto llamado español o castellano. ¿Necesarios los subtítulos?]













País Imaginario
Escrituras y Transtextos.
Poesía en América Latina 1960-1979.
Edición Maurizio Medo.
Selección y Notas: Mario Arteca, Benito del Pliego y Maurizio Medo
Postfascinum: Roger Santiváñez
Amargord















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