2/12/2019

Bocetos de plantas y animales. Víctor López Zumelzu.















Los surfistas. El ritmo, la seguridad. Hacer posible que escribir sobre sobre la escritura sea una travesía, el placer de observar enormes carteles con nombres de ciudades desconocidas. El gozo de transcribir y leer las líneas de Zumelzu. Encontrar su cadencia, las formas en las que hace avanzar las imágenes e ideas. Muy importante ese movimiento, ese vaivén. Traslado de sonidos y de estructuras conceptuales. Existe algo que seduce y se muestra por instantes y durante largo rato desaparece o solo muestra sus siluetas: intriga. Traspasar uno de los elementos principales de Hitchcock, el suspenso, al poema: La secuencia comienza con un hombre llama a una mujer para declararse (Él le escribe poemas de amor porque no se atreve / a decirle que la ama más que el universo). En la secuencia aparece una telefonista que conecta y escucha la conversación entre el hombre y la mujer, el diálogo no es audible pero sí son visibles las reacciones de la telefonista: sus expresiones, sus gestos, la postura del cuerpo nos indican las etapas de la declaración del hombre y en un momento la telefonista queda en suspenso -inmóvil- es el instante antes de la respuesta de la mujer. En la secuencia Hitchcock extrajo un elemento del que pende nuestra atención. Zumelzu hace lo mismo y con ello nos engancha, sustrae uno de los elementos de la narración y lo hila con otros sucesos que adensan el poema. 




Cuando escribo de Chile no pienso en Chile como un país sino que escribo
otro sinónimo más de lejanía
[...]
Escribir es siempre decir lo mismo.
Ahora voy a escribir un verso genial, algo digno de Yeats, una ensoñación
sobre una venus que reposa desnuda en un estanque de peces pero no
precisamente de una venus sino más bien de una quinceañera de los
barrios bajos de Santiago que yace violada y muerta en las riberas del Mapocho. 
[...]
Toda 
escritura es una especie de caída, leve, despacio, sin tiempo; 







Cartas, panoramas, drogas, postales, álbum familiar. Escribir para compartir la experiencia diaria altera la percepción del tiempo, la disposición de los objetos en un habitación, su importancia. Se amplifican ciertos detalles. Se borran otros. Recordatorios de la lentitud y de las bellezas de un verano.



Por la tarde nos servíamos helado. Cuánta gente se muere en el
mundo para que nosotros nos podamos servir moras frías con
crema, esa era la reflexión después de comer y si un buzo con
escafandra puede o no bajar hasta las profundidades donde el
plancton se ilumina como la esfera brillante de una discoteca sin
que su cabeza explote en el intento.





El país donde ocurrieron ciertas historias: un territorio que se convierte en fantasía. Películas vistas y que se narran y se inventan. Bocetos de relaciones fraternales y amorosas. Bocetos de cercanías y rompimientos. Animales y plantas. Música rara. 





Quedarse a solas en el cuarto de tu chica 
cuando ella ya se ha ido
no es precisamente una de las mejores ideas

Estás ahí en medio de la habitación tirado
observando en la pared fotografías de otros chicos
que posiblemente al igual que tú
estuvieron en esta cama y piensas en algún día de estos
cuando concluya el verano tal vez

Tú también habrás de estar allí adosado
con los ojos detenidos en un punto
que ya no te pertenece





Hechos, anécdotas que se trastocan, se modifican al pasar por un filtro: Los hermosos sentimientos hacen pésima literatura. Secuencias de imágenes y sonidos en los que se entreven otros rostros y otros significantes. Un engaño que nos hace indagar detrás del escenario.





Te contaba que había estado viendo toda la tarde
documentales acuáticos en el cable - en Inglaterra una chica
llamada Mary algo así como María en Chile había roto el record
mundial de inmersión en profundidad. Te contaba excitado que
imaginaba que su cabeza explotaría como un globo al tocar la
superficie; aquellos globos rojos que una vez inflé  en tu fiesta de 
cumpleaños y me besaste, mientras estaba arriba de una silla
colgando de un hilo al cielo raso aquellas burbujas de colores.
Existen peces que viven en las profundidades abisales, como el
pejesapo, de los cuales cuelgan lamparitas chinas y otros peces
que mi abuela rebanaba en la cocina. 




Preguntas que flotan sin ninguna búsqueda. Preguntas = arpones. Preguntas = perros furiosos que se muerden. Conforme estas preguntas aparecen en la escritura, la dicción y la apropiación del espacio en la página crecen, respiran de una forma distinta, se disparan. 





¿Acaso pueden existir casas que en su interior no posean a nadie?
Casas que sean un armatoste de recuerdos
[...]
¿Acaso pueden existir personas 
que en su interior no posean a nadie?
Personas con una parte del cuerpo
que no está hecha para este mundo







Guía para perderse en la ciudad. Migrar. Las mudanzas obligan a cambiar las costumbres, el habla, la manera en que tomas los cubiertos. La infelicidad particular de las familias: esas palabras invisibles que deseas oír. El desgaste del cuerpo, de los dientes, de la vista. La depresión. En este libro las preguntas existen y son una de las maneras en que Zumelzu muestran sus procedimientos. Una pregunta no necesita de una respuesta // pero una respuesta necesita ser interpretada en función de la pregunta. El poema: ese montón de imágenes / que se fueron acumulando / una a otra. Zumelzu elige el poema-río: elementos caen / se despedazan dentro de él, basura, árboles cortados, narraciones truncas, cuestionamientos, memoria, animales muertos. 





¿Ahora cuánto tiempo es necesario para aprender a sonreír?
[...]
¿cuáles serán las palabras apropiadas para decirle
a alguien que su hijo ha muerto?
¿Por dónde comenzar una conversación?
¿Cómo empezar a hilar esa red de asociaciones que hace mucho
los lingüistas definieron como habla?
[...]
¿Cuántos libros uno puede leer en su vida
y seguir teniendo la sensación de vacuidad?







Las imágenes y la dureza necesarias para construir la memoria. Las certezas: Lo único que uno aprende con el tiempo / es abrocharse los zapatos // prepararse huevos revueltos. El placer de transcribir estas líneas, de saber que son recipientes donde se depositarán otros saberes y sensaciones.




¿Cuántas características necesita una cosa
para que digamos esto para mí es especial?
[...]
¿Cómo puede ser posible que alguien
haya decidido levantar un edificio
frente al paisaje que dibujaba todos los días
en su cuaderno?







La historia del país: la tensión de lo que se oculta: la violencia, la marginación, el racismo, los campos de exterminio. Zumelzu a la par de Patricio Guzmán, belleza, precisión: trazan en un cuarto vacío el mapa de una nación.





La historia de Chile resumida en tres horas y media de apacible lectura

Para luego irse a dormir con la memoria blanca y tersa como ropa que después de lavar

                       aún pregunta por sus manchas

En este momento tendremos la misma discusión de siempre

                       Sobre lo que tenemos que olvidar
                       y sobre lo que no tenemos que olvidar

Ella se quedó dormida y cuando abrió los ojos miró hacia atrás

y descubrió con terror que el pasado es un camino angosto repleto de aves muertas







La crónica de la escritura: los hechos, las grietas, los desencuentros que la hicieron posible. Dolor y belleza. 





                               Mi abuelo creía que yo era demasiado indio
                               como para ser familiar de él

cuando iba a verlo no respondía el timbre de la puerta de su casa
                         hasta que un día no respondió más








La forma de tu mano. La infancia y adolescencia dejan de ser lugares sacros. Lo que se oculta para sí. Transición. 





                              ¿Fue todo igual que antes
                              excepto el peso del presente?
[...]

                                         ¿Recuerdas cuando nos dormíamos juntos
                                            y el Yo no era un cálculo
                                                     ni una estadística
                                 ni tampoco una versión atiborrada de la desolación?

[...]

¿Lo único permanente es el deseo de permanencia?
                    ¿Lo único permanente es el cambio?

[...]

¿Madre soy yo quien ignoraba la guerra mientras
se multiplicaban las desapariciones?






Mi hermano. La ciudad y la desaparición. El movimiento y el sinsentido. 



¿No te parece cómico que él
se haya estado muriendo
en la sala de espera de un hospital 
mientras yo vendía libros?





La desesperación. La expresión de lo que no debió suceder.





Una cinta de plástico en la muñeca
& millones de focos encendidos
indican tu nombre como si fueras el protagonista
de una película llamada lo que nunca más va a estar

El cuchillo entró & abrió célula por célula
lo que alguna vez estuvo unido,
lo que alguna vez corrió llorando hasta el patio
gritando a los cuatro vientos
que no le gustaba la cebolla,
& años más tarde escudriñaba a escondidas
la billetera de alguien que en aquel tiempo
designábamos "papá"




La indiferencia / el ahogo. La ciudad y sus millones de ciudadanos en su rutina de casa-trabajo-casa. La tensión y resistencias. Ese bloque de hielo que es el lenguaje, su torpeza, sus límites. 




¿Cuál será a esta hora un sinónimo apropiado para la palabra dolor? [...] A menudo, hermano, sueño que te escribo, te escribo & en el sueño me cortas una mano. Cortar una manzana por la mitad debe ser fácil, pero cortar esta mano es otra cosa, debe ser como intentar partir una ciudad en dos. Una ciudad con toda u electricidad & perros vagabundos. 






La angostura. Lo que se estrecha. Un idioma que reduce.






La ciudad me hace daño pero no podría vivir sin la ciudad. Tan solo pensarme fuera de ella bastaría para extinguirme. Los sábados por la mañana voy al cementerio & le dejo flores a mi hermano que se doblan de a poco con el viento como yo. En la tele dan un programa donde gente desconocida nada en la mitad del mar, un submarino nuclear se sumerge en la oscuridad viscosa & jamás lo volveremos a ver. 






Animales y plantas sumergidas. Habitantes de una superficie ajena. La forma de lo que dura segundos. La forma de lo que pretende durar décadas. La forma cuando se sabe que la duración es un garabato. El presente = lenguaje. Omisiones. La forma de cavar la tierra. Animales y plantas en una caja de absurdo: ¿A quién le importa si un político, un policía o un religioso llega / tarde a su trabajo?  La forma en que esos animales y plantas crecen, la forma en que sus órganos respiran. Este es mi cuarto, esta es mi cama, este es mi mundo, parecían decir. Yo te extrañaba. Aun así era feliz mirándolas, observando cómo empezaban a relacionarse, a encontrar conexiones. A veces sueño cosas raras que nadie más sueña, por ejemplo con Robert Walser en una película que no existe, basada no en su vida sino en su muerte, con nieve artificial cayendo en medio de un bosque & nosotros que la miramos también nos congelamos, nos hacemos un témpano. Otras veces sueño con cuántas palabras existirán para designar el frío, la nieve, la escarcha. El número, la cantidad: estadísticas alrededor de lo que es atroz nombrar. Lo concreto. Lo que desearías no tocar pero está sobre la piel de tus manos, de tu cuello.






Ahora que el olor metálico
de las monedas roza la yema de los dedos
& la voz delgada de alguien
al otro lado del teléfono
me está diciendo:

que estás muerto, que nunca más te veré,
que no pude ayudarte.





El pasillo donde una experiencia / imagen se transforma, se dispersa: La forma de los cristales en el suelo / Después llego a una casa enorme que / no conozco, me saco las zapatillas para no despertar a sus / habitantes y camino a tientas tan solo siguiendo el ritmo con mis / dedos, sin darme cuenta que hay pequeños / cristales en el piso / que se me clavan y voy dejando un tibio rastro sonoro por donde camino. Loops. Extrañeza. Cristales y su filo. Los anhelos y su insensatez: Hemos planificado nuestra vida alrededor / de una pista de hielo





Hermano, tantas cosas omitidas, tantas palabras
que nos gustaron un día & quisimos abrazar,
& que luego olvidamos o simplemente nos arrepentimos,
dejándolas de lado como un pañuelo desechable






La saliva: el lenguaje. La turbulencia. Las diferencias entre las plantas y el hocico de los animales. Formas: la música al dormir, la erosión, beber agua, del té que se hiela. Las peticiones: hermano, no me dejes sangrar






SOBRE LA FORMA DEL PELO EN LAS MANOS

Cerraron la bolsa negra & me obligaron a mirar, me obligaron a sentir el témpano que avanzaba en mí. Me dijeron mira cómo el fondo de la calle se ha venido quedando vacío. Lo permanente retrocede & las palabras vueltas hacia sus propios confines separan como un serrucho los últimos fragmentos de luz. Este es el firmamento de las despedidas -dije. Mientras tanto el cabello de mi hermano siguió creciendo punzante, sin tregua bajo aquella bolsa negra. ¿Habrá que traducir el enjambre de verdades que se esparce como el polvo ante esta puerta?, ¿habrá que tachar las tachaduras, el abdomen cortado, el saludo enrejado de los cristales que marchan hacia un tenue mediodía? No creas que todo en las flores está desprovisto de dolor -dijeron. Una ciudad invisible flota vulnerable sobre otra ciudad. Yo cerraba sus ojos & tocaba su cabeza. La contemplación es una materia divina, decía el viejo Hokusai a sus alumnos mientras pintaba los mil dragones; es por eso que tenemos que dejar sonar el teléfono & jamás llamar. Si una imagen llama a la puerta hay que darle la bienvenida por atreverse a cruzar la ciudad como un rasguño de nieve. Los demás son cifras oscuras como las sombras de una rama. Aun así el pelo siguió creciendo & el texto de a poco permitió evidenciar sus funciones. Es vasto el campo visual si uno piensa en las sábanas, la ropa colgada que se agita entre los edificios. El cuerpo está aturdido porque a partir de ahí hay algo que escapa, algo que tiene el rumor del oleaje, algo que habla & luego se multiplica. Es por eso que los médicos dicen que lo último que se descompone es el pelo. 





La maquinaria de sentidos. Firmamento de despedidas. Lo que se clausura, el miedo a lo que se estropea. La acumulación y lo que se repite: espirales que se trazan en un muro que se golpea: esa débil construcción a punto de caerse / al primer viento es lo que algunos llaman hogar? Sacar esa aguja que entra a los pulmones y es un eco que atraviesa la rutina: Lo sentimos mucho pero los doctores no pudieron / detener la hemorragia a tiempo. Cuestiones que se enredan. Tardanzas. La simetría / asimetría de los hermanos. Desarmar y  rehacer los mecanismos: descubrir que algunos símbolos perdieron su masa y que otros son una fuga de sonidos. Falso que se les pueda olvidar tan fácil como un paraguas. Lo inestable y apagado de las palabras, el único presente dable. Lo que se traba. 






SOBRE LA FORMA DE CERRAR PUERTAS


Es un libro que habla del dolor,
de las separaciones, 
de las heridas que abren & nunca cierran
del futuro que un día toma forma
& siempre es demasiado rápido
como para decir:

mira, hermano, aquí tengo un pañulelo
ponlo en tus piernas

El infinito creciendo
& expandiéndose como una enredadera
que pronto cubrirá toda la muralla

Sacudidas al unísono
las hojas verdes suben
por la piedra caliza

¿Y ahora quién podría seguirlas?

Una ciudad flota vulnerable
sobre otra ciudad

Un hombre cerrando una puerta
a veces no significa nada
pero un hombre cortando con una tijera oxidada
la enredadera, el pasto
significa cosas que no podremos responder

























Víctor López Zumelzu.
Bocetos de plantas y animales.
Liliputienses. 











2 comentarios:

Unknown dijo...

Hola Víctor,
Soy estudiante de Curaduría y me gustaría ponerme en contacto con vos para realizarte consultas sobre Yeguas del apocalipsis. A qué dirección de mail puedo escribirte?
Gracias.

Anónimo dijo...

Perdón. Este blog no es de Víctor.