8/02/2016

Ver es todo










Philippe Boegner: Así pues, ¿no está usted contento de ser Cartier-Bresson?

Henri Cartier-Bresson: No, en Japón lo que sentía era no tener los ojos rasgados y no pasar inadvertido. Por eso no quiero que me fotografíen. Además, en Japón, mi nombre de fotógrafo, para los periódicos era Hank Carter. Un día, estaba en Estados Unidos, en Cape Cod. Llovía. Acababa de hacer una exposición en el Museo de Arte Moderno. Me había metido bajo un toldo y a mi lado había unos tipos jóvenes y de repente yo que salgo corriendo, Leica en mano y le oigo decir a uno: "¡Mira! ¡Este tipo se cree Cartier-Bresson!" Me eché a reír. A veces me preguntan si le conozco y yo contesto: "¡Oh! Le podría contar las cosas más desagradables acerca de él, sobre todo no se le acerque, es insoportable". No, tienes que camuflarte. Tienes que olvidarte de ti mismo. Estoy en contra del "Yo, yo, yo"... Me horroriza el "yo, yo, yo"... Creo que fue Degas quien dijo: "Ser famoso está bien, con tal de que seas desconocido".




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