
Cuando llega el momento de marchar, muchos no saben
que su enemigo marcha a la cabeza.
La voz que les ordena es la voz de su enemigo.
Quien habla del enemigo es el propio enemigo.
Epitafio
Escapé de los tigres,
alimenté a los piojos,
fui devorado por mi mediocridad.
Bertolt Brecht
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