5/30/2016

Señales que precederán al fin dle mundo (fragmento). Yuri Herrera.












Ya lo había visto en la puerta de la primaria donde trabajaba él, había advertido cómo no la miraba: mirando cada cosa alrededor de ella; ahí se lo levantó, se le acercó pretextando falta de chal para que la abrazara, lo paseó, se rió como tonta de cada cosa que él decía, en especial de lo que no tenía gracia, y finalmente lo enmadejó como a un hilo del que tirara desde su habitación. El hombre hacía el amor con una entrega fervorosa, le remodelaba los pezones a labiadas y a la hora del orgasmo se consumía en un temblor jubiloso y triste.
Después de eso el hombre se había ido a trabajar al Gran Chilango, y cuando regresó meses más tarde en la centralita a decirle algo, e iba tan bien plantado y tan cierto de mirada que ella supo qué quería decirle y se las arregló para no quedarse a solas con él. El hombre estuvo horas ahí en silencio hasta que ella le dijo Ven otro día, platicamos. Pero cuando volvió ella se puso a hacerle preguntas sobre su chamba y sobre el viaje pero nunca sobre lo que pasaba por dentro. Le pidió que dejara de ir a su trabajo, ello lo buscaría. Y sí: lo buscaba cada fin de semana; volvían a desgranarla, y cuando notaba que él iba a declararse Makina lo besaba con lujuria mala nomás para taparle la boca. Así logró posponer el momento de las definicones, hasta la víspera del viaje al que la mandó la Cora. Esa vez, antes de que ella lo silenciara, él puso las manos enfrente y aunque no la tocó ella sintió como si la la arrojara del otro lado de la pieza.
Tú me tienes miedo, dijo él, No porque yo te haya hecho nada, nomás porque quieres tenerme miedo.




Yuri Herrera
Señales que precedrán al fin del mundo
Periférica





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