4/22/2016
A deshora. Efraín Barquero.
volvió como en un juego
tardío de chicuelos
donde nadie sabe
quién juega con quién
aplastó el rostro contra los vidrios
para hacerlos reír
con su nariz tan roma
ellos siguieron mirando
hacia afuera cuando entró
él sólo deseaba despertarlos
ya que parecían dormidos
con la cabeza apoyada en la mesa
ellos siguieron mirando su sombra
como si fuera de raso por dentro
salió de nuevo
pegó su rostro a la ventana
ellos lo dejaron hacer como extasiados
y esto se repitió muchas veces
en esa larga tarde
ahora si que nadie vendrá
estás preso en la cruz
de estas cuatro calles
tú estás perdido desde ese día
en que viste a un hombre
atado de pies y manos
el pobre apenas podía mover la cabeza
para decir sí
con gran convencimiento
nadie vendrá
y éramos tantos cuando nacía un niño
y éramos más aún
cuando moría alguien
éramos como varios hombres en uno solo
algo se nos perdió para siempre
y nosotros nos perdimos
entre una calle y otra
juegos
de todos los juegos
el del último rayo
quedarme mucho rato en la penumbra
oyendo sin querer
lo que se dice adentro
de todos los juegos
el de ver borrarse los rostros
llamarlos sin pronunciar su nombre
tapándome la boca
para ahogar un gemido
de todos los juegos
el de oír las voces
sentirlas llorar
como lloran las voces
haciendo envejecer
a los que escuchan
Efraín Barquero.
A deshora.
Sudamericana.
Memoria Chilena.
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