1/14/2014

El importante Bertolt Brecht no comprende las cosas más sencillas. Pero reflexiona sobre las más complejas como el pastito.












AL RECIBIR LA NOTICIA DE LA ENFERMEDAD DE UN PODEROSO GOBERNANTE

Cada vez que el gran imprescindible frunce el ceño
se tambalean dos potencias mundiales.
Cuando el gran imprescindible muere
el muro entero mira angustiado en torno,
como una madre que no tiene leche para su hijo.
Si el gran imprescindible regresa una semana después de su muerte,
en todo el imperio no se encontraría para él ni un puesto de portero.







LA SOLUCIÓN

Luego del levantamiento del 17 de junio
el secretario de la Unión de Escritores
hizo distribuir volantes en el Bulevard Stalin
en los que podía leerse que el pueblo
había defradudado la confianza del gobierno
y que sólo duplicando la producción
podría recuperarla. ¿No sería más sencillo entonces
que el gobierno disolviera al pueblo
y eligiera otro?





ESTO QUIERO DECIRLES

Me pregunto: ¿Para qué hablar con ellos?
Compran sabiduría, para luego venderla.
Quieren saber dónde hay sabiduría barata
para venderla cara. Entonces,
¿por qué iban a querer conocer el argumento
que habla contra la compra y la venta?

Quieren el éxito.
En contra del éxito no quieren oír nada.
No quieren ser sometidos.
Quieren someter.
No quieren el progreso.
Quieren la ventaja. 

Son obedientes a todo aquel
que les promete que darán órdenes.
Son capaces de sacrificarse
para que quede en pie la piedra del sacrificio.

Qué voy a decirles a esos, pensé. Esto 
quiero decirles.






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