11/09/2012

Gremio












Fui donde Morgan y le dije:
dame este retrato mío que tienes en la cabeza.
No te enojes –me dijo-
ya te lo doy.
Se abrió la testa y me lo dio.
Después fui donde Taylor:
Edward ese retrato mío que tienes en la cabeza
dámelo.
Estás enfermo –dijo-.
Me impacienté le di un palo
le abrí el cráneo y saqué mi retrato.

Boas escuchó el grito y vino corriendo:
pero hijo mío ¿qué has hecho?
Cayó otra víctima.
Se lo abrí y saqué mi retrato.

Me visitó la Mead:
Maggie dame ese retrato mío que tienes en la cabeza.
Se abrió el cráneo y me lo dio.
Busqué a Ruth y mudo
le partí el cráneo con un fierro
le saqué mi fotografía blasfemando
con el cráneo abierto
como abierta le dejé la puerta de su casa.

(Se me cruzó Evans
con su mismo rifle le destapé los sesos usurpándole mi imagen)

Volví y estaban todos almorzando.

Claude L. S. y el Polaco
se levantaron y sin siquiera saludarme
se abrieron sendos cráneos y me dieron el retrato 
haciéndome una venia.

Partí a donde todos mis "amigos".

Se había corrido la voz y no tuve ningún inconveniente
me saludaban amablemente
mientras con la otra mano me daban mi retrato
yo les decía al mismo tiempo "gracias"
y les cerraba su cráneo con deferencia.

Al séptimo día me fui a Ninguna Parte
con mi bolso de cuero y lana repleto de fotografías
me empiné como pude
y las puse sobre una nube que pasaba y les prendí fuego.

Volví de una carrera
los busqué uno por uno

pero allí estaban todos

con ese otro retrato mío en la cabeza.





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