En un ejemplar de Bibliografía foresta, 1900-1948 que se conserva en Zagreb, figura la siguiente nota escrita a mano: "Desde el día en que nací, estoy esperando el Día del Juicio. Y el Día del Juicio nunca llega. Y a medida que transcurre mi vida, todo empieza a resultarme claro. He nacido después del Día del Juicio."
Alphonse Kauders dijo a Richard Sorge: "Dudo que exista un vacío mayor que el de una calle desierta. Por tanto, mejor será poner tanques o algunos cadáveres en la calle, si no puede hacerse otra cosa. Porque Cualquier Cosa es mejor que Nada."
Alphonse Kauders, un buen día, le puso un revólver en la sien a Gavrilo Princip, por haber quemado una abeja con el cigarrillo.
Alphonse Kauders, en una ocasión, dijo a Stalin: "Koba, si se te ocurre fusilar otra vez a Bujarin, me enfadaré contigo." Y a Bujarin solo le fusilaron una vez.
Alphonse Kauders, en una ocasión, habló de los primeros días de la Revolución: "Matamos a todos los caballos locos. Prendimos fuego a las casas vacías. Vimos soldados que lloraban. De las prisiones salía gente a raudales. Todo el mundo estaba asustado. Y no teníamos nada salvo un mal presentimiento."
Alphonse Kauders era el dueño del revólver que utilizaron para matar a Lola, una prostituta de doce años de Marsella.
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