8/26/2008

En los cómics encontramos la libertad


*

Raro oficio gratuito Ir perdiendo el pelo
y los dientes Las antiguas maneras de ser educado
Extraña complacencia (El poeta no desea ser más
que los otros) Ni siquiera ni fama ni tan sólo
poesía Tal vez ésta sea la única forma
de no tener miedo Instalarse en el miedo
como quien vive dentro de la lentitud
Fantasmas que todos poseemos Simplemente
aguardando a alguien o algo sobre las ruinas.




*
NIÑOS DE DICKENS

Admiras al poeta de nervios duros ¿De acuerdo?
De acuerdo De la misma manera que admiras
al obrero de horario salvaje y a los comerciantes
que se acuestan de madrugada contando el oro
y a las muchachas de 25 años que follan durante toda
la noche y al día siguiente dan tres o cuatro exámenes
en la universidad


Es difícil entender lo anterior Intento decir
animales salvajes rondando por las paredes de mi casa
Búhos y niños de Dickens Lagartos y hermafroditas
pintados por Moreau Los soles de mis dos habitaciones
El rumor de pasos que puede solidificarse en cualquier momento
como una escultura de yeso sucio Los ojos
borrados del santo que cabalga al encuentro
del Dragón



*

¿Qué haces en esta ciudad donde eres pobre y desconocido?
(La pregunta me hizo gracia) Envejeces, paseas
por los alrededores de los museos, contemplas a las muchachas de la ciudad que te es hostil
Oh, dije, en realidad exageras ¿Un ejercio de
paciencia? Tal vez ¿La virtud como una hélice?
Mis pasos me han puesto bajo estos acueductos Los
mejores Me doy por satisfecho Una muchacha, una
escudilla de sopa en Can Riera, un saco caliente en invierno
Mientras tus versos se pudren, dijo la voz
A las doce de la noche
¿Acaso pretendes volver a tu país natal con los ojos
de Anselm Turmeda? Cansado Divertido
tras haber escuchado una conversación ajena
me saco los zapatos sonriendo en la oscuridad
Pero estás solo
No, Alguien, mi Explorador, vigila mis temas



*

Textos de Joe Haldeman, J.G. Ballard, Rubén
Darío, Luis Cerduda, Jack London, R. L. Stevenson,
Jorge Teillier, André Breton, Erskine Caldwell,
Ciencia Ficción Soviética, Valle-Inclán, Hamlet,
Daniel Biga, Nzario.


Querida, no es el Paraíso.
En las calles hay batallas campales después de las diez de la noche.
Nadie viene a visitarme.
Aunque la comida que preparo aún no es del todo mala.


¿Cómo se llama esto?, pregunté.
Océano.
Una larga y lenta Universidad.




*

Vete al infierno, Roberto, y recuerda que ya nunca más volverás a metérselo
Tenía un olor peculiar
Largas piernas pecosas
Cabellera caoba y bonita ropa
En realidad poco es lo que recuerdo ahora
Me amó para siempre
Me hundió



*

En la sala de lecturas del Infierno En el club
de aficionados a la ciencia ficción
En los patios escarchados En los dormitorios de tránsito
En los caminos de hielo Cuando ya todo parece más claro
Y cada instante es mejor y menos importante
Con un cigarrillo en la boca y con miedo A veces
los ojos verdes Y 26 años Un servidor



*

De sillas, de atardeceres extra,
de pistolas que acarician
nuestros mejores amigos
está hecha la muerte




*

Dos cuerpos dentro de un saco de dormir
Como si una crisálida se masturbara.
Una fría mañana de primavera cerca del mar.
Sin hacer contorsiones, acariciando según se pueda
Brazos, axilas, suaves muslos peludos.
Los de ella no tanto,
Escribirás luego con una sonrisa y solo
En un bar de la autopista
De Castelldefels.



*

La muerte es un automóvil
con dos o tres amigos lejanos



*
LA POESÍA CHILENA ES UN GAS



Nada que añadir. Bubby huele a pedo.


¿A quién coño le importará lo que escriba?

¿A quién le servirá de algo lo que y o escriba?

Sin contarme a mí, por otra parte arruinado por mi propia escritura.

El fracaso. La miseria. La degeneración. La angustia.
El deterioro. La derrota. Dos artículos masculinos
y cuatro femeninos.

Yo soy un gas.



*
HORDA

Poetas de España y de Latinoamerica, lo más infame
De la literatura, surgieron como ratas del fondo de mi sueño
Y enfilaron sus chillidos en un coro de voces blancas:
No te preocupes, Roberto, dijeron, nosotros nos encargaremos
De hacerte desaparecer, ni tus huesos inmaculados
Ni tus escritos que escupimos y plagiamos hábilmente
Emergerán del naufragio. Ni tus ojos, ni tus huesos,
Se salvarán de este ensayo general del hundimiento. Y vi
Sus caritas satisfechas, graves agregados culturales y sonrosados
Directores de revistas, lectores de editorial y pobres
Correctores, los poetas de lengua española, cuyo nombre es
Horda, los mejores, las ratas apestosas, duchas
En el duro arte de sobrevivir a cambio de excrementos,
De ejercicios públicos de terror, los Neruda
Y los Octavio Paz de bolsillo, los cerdos fríos, ábside
O rasguño en el Gran Edificio del Poder.
Horda que detenta el sueño del adolescente y la escritura.
¡Dios mío! Bajo este sol gordo y seboso que nos mata
Y nos empequeñece.



*

La muerte es un automóvil con dos o tres amigos lejanos.
Rostros
que no puedo olvidar: cerúleos, fríos, a un paso tan sólo del atardecer.
La muerte es un automóvil por las avenidas de Ciudad de México
buscando inútilmente tu casa: una estela de carbón, una cola de carbón, unos dedos de carbón que se hunden en la oscuridad.
La muerte
son los labios de R. B. y L. J. en el asiento posterior de un pesero: ahora sé
que de esas avenidas no escapa nadie. Te lo dejo como prenda:
el final de mi infancia.



*

Los hombres duros no bailan
Los hombres duros llegan a pueblos limítrofes en horas oscuras
Los hombres duros no tienen dinero, malgastan el dinero, buscan un poco de dinero en habitaciones minúsculas y húmedas
Los hombres duron no usan pijama
Los hombres duros tiene vergas grandes y duras que el tiempo va cuarteando y emblandeciendo
Los hombres duros cogen sus vergas con una mano y mean largamente sobre acantiladosy desiertos
Los hombres duros viajan en trenes de carga por los grandes espacios de Norteamérica
Los grandes espacios de las películas de serie B
Películas violentas en donde el alcalde es infame y el sheriff es un hijo de puta y las cosas van de mal en peor
Hasta que aparece el hombre el hombre duro disparando a diestra y siniestra
Pechos reventados por balas de grueso calibre se proyectan
Hacia nosotros
Como hostias de redención difinitiva
Los hombres duros hacen el amor con camareras
En habitaciones femeninas pobremente decoradas
Y se marchan antes de que amanezca
Los hombres duros viajan en transportes miserables por los grandes espacios de Latinoamérica
Los hombres duros comparten el apisaje del viaje y la melancolía del viaje con cerdos y gallinas
Atrás quedan bosques, llanuras, montañas como dientes de tiburón, ríos sin nombre, esfuerzos vanos
Los hombres duros recogen las migajas de la memoria sin una queja
Hemos comido, dicen, hemos culeado, nos hemos drogado, hemos conversado hasta el amanecer con amigos de verdad
¿Qué más podemos pedir?
Los hombres duros dejan a sus hijos desperdigados por los grandes espacios de Norteamérica y Latinoamérica
Antes de enfrentarse con la muerte
Antes de recibir con el rostro vaciado de esperanzas la visita de la Flaca, de la Calaca
Antes de recibir con el rostro arrugado por la indiferencia la visita de la Madrina, de la Soberana
De la Pingüina, de la Peluda, de la Más Fea del Baile
De la Más Fea y la Más Señalada del Baile



*
LOS AÑOS

Me parece verlo todavía, su rostro marcado a fuego en el horizonte
Un muchacho hermoso y valiente
Un poeta latinoamericano
Un perdedor nada preocupado por el dinero
Un hijo de las clases medias
Un lector de Rimbaud y de Oquendo de Amat
Un lector de Cardenal y de Nicanor Parra
Un lector de Enrique Lihn
Un tipo que se enamora locamente
y que al cabo de dos años está solo
pero piensa que no puede ser
que es imposible no acabar reuniéndose
otra vez con ella
Un vagabundo
Un pasaporte arrugado y manoseado y un sueño
que atraviesa puestos fronterizos
hundido en el légamo de su propia pesadilla
Un trabajador de temporada
Un santo selvático
Un poeta latinoamericano lejos de los poetas latinoamericanos
Un tipo que folla y ama y vive aventuras agradables
y desagradables cada vez más lejos
del punto de partida
Un cuerpo azotado por el viento
Un cuento o una historia que casi todos han olvidado
Un tipo obstinado probablemente de sangre india
criolla y gallega
Una estatua que a veces sueña con volver a encontrar
el amor en una hora inesperada y terrible
Un lector de poesía
Un extranjero en Europa
Un hombre que pierde el pelo y los dientes
pero no el valor
Como si el valor valiera algo
Como si el valor fuera a devolverle
aquellos lejanos días de México
la juventud perdida y el amor
(Bueno, dijo, pongamos que acepto perder México y la juventud
pero jamás el amor)
Un tipo con una extraña predisposición
a sobrevivir
Un poeta latinamericano que al llegar la noche
se echa en su jergón y sueña
Un sueño maravilloso
que atraviesa países y años
Un sueño maravilloso
que atraviesa enfermedades y ausencias



*
CUATRO POEMAS PARA LAUTARO BOLAÑO


Lautaro, nuestra familiaridad


Llegará el día en que no hagamos
tantas cosas como ahora hacemos juntos
Dormir abrazados
Cagar el uno al lado del otro sin vergüenza alguna
Jugar con la comida a lo largo del pasillo
de nuestra casa en la calle Aurora
Este pasillo débilmente iluminado
que sin duda conduce al infinito


Lautaro, nuestras pesadillas


A veces te despiertas gritando y te abrazas
a tu madre o a mí con la fuerza y la lucidez
que sólo un niño menor de dos años puede tener
A veces mis sueños están llenos de gritos en la ciudad fantasma
y los rostros perdidos me hacen preguntas
que jamás sabré contestar
Tú te despiertas y sales corriendo de tu habitación
y tus pies descalzos resuenan
en la larga noche de invierno de Europa
Yo regreso a los lugares del crimen
sitios duros y brillantes
tanto que al despertar me parece mentira que aún esté vivo


Lautaro, nuestras sombras

Hay días en que todo lo imitas y así puedo verte
repitiendo mis gestos
mis palabras
(tú, que no sabes decir más que mamá y
papá, sí y no)
en una jerga extraña
el lenguaje de los seres pequeños
del otro lado de la cortina
y a veces olvido
cuál es mi sombra y cuál es
tu sombra
quién contempla el retrato de los Arnolfini
quién enciende la televisión


Lautaro, las facciones de León

Hay días en que veo en tu rostro
el rostro de mi padre, el cual según dicen,
se parecía a su padre
La mirada de León Bolaño aparece en tus
ojos entrecerrados
sobre todo cuando salimos a pasear
y la gente te saluda con ademanes cordiales
Otras veces pienso que no es así: esa quijada
de luchador, ese pelo rubio cenizo,
la disposición para la fiesta y el caos sólo remiten
a rescoldos de mi propia nostalgia
No obstante te pareces a él: sobre todo
estos días de enero
cuando salimos a pasear tomados de la mano
en medio de una luz frágil y persistente


*
MI CARRERA LITERARIA

Rechazos de Anagrama, Grijalbo, Planeta, con toda seguridad
también de Alfaguara, Mondadori. Uno no de Muchnik,
Seix Barral, Destino... Todas las editoriales... Todos los lectores...
Todos los gerentes de ventas...
Bajo el puente, mientras llueve, una oportunidad de oro
para verme a mí mismo:
como una culebra en el Polo Norte, pero escribiendo.
Escribiendo poesía en el país de los imbéciles.
Escribiendo con mi hijo en las rodillas.
Escribiendo hasta que cae la noche
con un estruendo de los mil demonios.
Los demonios que han de llevarme al infierno,
pero escribiendo.



Roberto Bolaño, La Universidad Desconocida. Anagrama, 2007.



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