3/17/2014

La vida privada de los árboles











A veces Fernando es una mancha en la vida de Daniela, pero quién no es, de vez en cuando una mancha en la vida de alguien.


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Soy el hijo de una familia sin muertos, dice, mirando la pared como si fuera una vidriera: Hola, soy el hijo de una familia sin muertos.
Fue hace ya mucho tiempo, en un escondido patio de la facultad, mientras fumaba hierba y bebía, a largos sorbos, un pegajoso vino con melón. Junto a un grupo de compañeros de curso habían pasado la tarde intercambiando relatos familiares donde la muerte aparecía con apremiante insistencia. De todos los presentes Julián era el único que provenía de una familia sin muertos, y esta constatación lo llenó de una extraña amargura: sus amigos habían crecido leyendo los libros que sus padres o sus hermanos muertos habían dejado en casa: Pero en la familia de Julián no había muertos ni había libros.


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Y Julián suma voces a la página negra. Su verdadera profesión es sumar voces. Su verdadera profesión es contar autos que pasan de largo o se detienen, de pronto, en medio de la avenida. Su verdadera profesión es dibujar mujeres solas y pedazos de nieve oscura.


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Eso quiere ser, llegar a ser, cuando viejo: una voz en off.
El futuro es de las voces en off, dice Julián, en voz alta.
Hola, buenas noches, dice: so una voz en off.
Soy la mejor voz en off disponible en el mercado.


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Nunca quiso ser doctor ni mucho menos profesor de gimnasia. Ni siquiera deseó, jamás ser profesor de literatura. Quería - quiere ser escritor- ser escritor, pero ser escritor no es exactamente ser alguien.





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