1/10/2013

Subversiva










La poesía
cuando llega
no respeta nada.
Ni padre ni madre.
Cuando ella llega
de cualquiera de sus abismos
desconoce al Estado y a la Sociedad Civil
no respeta el Código de Aguas
relincha

como puta
nueva
enfrente del Palacio de Alvorada.

Y solo luego
reconsidera:
besa
los ojos de quienes ganan mal
mece en el regazo
a quienes tienen sed de felicidad
y de justicia

Y promete incendiar al país.







Fragmento de Improvisación ordinaria sobre la ciudad maravillosa.


La tarde está caliente
en la ciudad de San Sebastián de Río de Janeiro
con sus prisiones atestadas de presos
respirando la peste de sus propias deyecciones
arrastrando corrientes
para ir a mendigar en medio de la calle,
porque el gobierno no alimenta criminales.
El Gobierno alimenta nobles
y ladrones finos
ministros, oidores, proveedores
que se empolvan la cabellera
y se felicitan con gestos importados
si se cruzan en las calles, en el Foro, en los salones.



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