11/09/2012

Arquitectura








Esto
la caja de zapatos donde vivo
la caja de zapatos donde vive mi padre.
Dos zapatos izquierdos.

- Cuando chica quería ser artista, veterinaria o astronauta.
- Yo arquitecto (me mira y no me cree).
Mi papá me llevó a la construcción algunos sábados. A mí me
encantaba. Una vez le pregunté en qué consistía su trabajo.
Me dijo que el arquitecto (primera vez que oía esa palabra y me sonó importante de inmediato, como archiduque)
imaginaba el edificio y que la pega de él consistía en que simplemente no se cayera. Un trabajo que solo imaginaba lugares me pareció extraordinario. No así la opaca labor del padre. Los lugares imaginados se le comunicaban con dibujos.
Y a eso dediqué mi infancia, a dibujar rascacielos y chozas.

La pega de mi papá consistía en que no se caigan.





POLACA

De un pasado dudosamente noble
como todo pasado noble. Modzelewska por padre,
Wyrzykowska por madre. Es huérfana y  de quince años,
mil novecientos treinta y nueve:
pide pega en la industria intervenida.
El patrón frisa los cuarenta, arrancan
juntos a Viena por los rusos. Por los celos de Müller cae presa,
acusada a los nazis por casarlo con su hermana.
Son más de tres los meses. La liberan los gringos, camina días a Salzburgo
y en la plaza tras una alarma ve correr a su jefe. -¡Papa!, chilla.
Se casan a escondidas para que nunca la bese en la boca.
Doméstica de su cuñado, duerme en la pieza de servicio
tal como en Chile. Donde trajo a Goethe
y un par de pilchas, para hacer del barquito de pesca
uno con capitán y marineros.
Un hijo. Viuda. Gatos. Perros. Pájaros
que huelen como ella o viceversa.
No está ni ahí con ver a sus nietos, le reclama mi padre.
Toco el timbre y no suena, grito y no responde,
sesis perros gordos y furiosos ladran sobre la reja.




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