11/20/2008

Amodiozko


En todas partes decían
que la ciudad era oscura.

Para nosotros dos es demasiado clara,
nadie puede entender
nuestro juego.
Nuestra pelea.

Miran sorprendidos
nuestra ropa.
Nuestro deseo.

Son solamente nuestros
los juegos, las peleas, las camisetas
y está bien que sea así.

Parques, plazas, anchas avenidas.
Nuestros los deseos, las pasiones.

Casas estilo Segundo Impierio.
Nuestros los espejos
entre iguales.
Nuestros los cuerpos.

El Palacio del Pueblo.
Iglesias diminutas. Museos.

Nuestros

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Rikardo Arregi Díaz de Heredia en Poetas en blanco y negro. Abada, 2002

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